Cort exige al dueño del edificio de la calle Gerreria número 10 que lo rehabilite debido a que puede ser un peligro para los peatones y conductores. El inmueble situado entre dicha vía y la de Sant Agustí fue precintado el pasado enero a causa del desprendimiento de parte del tejado y de un balcón, lo que obligó a desalojar a la única residente que tenía. Era habitual que las demás viviendas fuesen ocupadas, pero en el momento del desplome no había ninguna persona en su interior.

El departamento de Disciplina y Seguridad de los Edificios del área de Urbanismo, Modelo de Ciudad y Vivienda Digna de Cort inició entonces un expediente de ruina, que continúa abierto cinco meses después del suceso. Si la propiedad del inmueble sigue sin atender los requerimientos del Ayuntamiento, la administración municipal puede llevar a cabo de forma subsidiaria las mejoras que considere necesarias y pasar la factura al dueño posteriormente, tal como explicaron desde el área de Urbanismo.

Muy cerca de allí, en la calle Forn d'en Vila, hay otro inmueble abandonado y en tan mal estado que tuvo que ser precintado en marzo por peligro de derrumbe. Esta calle también sigue vallada.