-Afirma que no es el ejemplo típico de una persona que ha realizado la transición de hombre a mujer...

-No, no son circunstancias tan dramáticas como otras porque el hecho de ser policía te da cierto privilegio a la hora de hacer el cambio. Pasar por un médico forense para el cambio de DNI, con todo lo que conlleva, o a la hora de viajar por el camino de la sociedad... Por el hecho de que tú seas policía, el trato es totalmente distinto. No tan solo en el exterior, sino con los compañeros. Tú también llevas pistola y eres un policía más. Por eso digo que no soy el ejemplo más adecuado.

-La jornada sobre delitos de odio ha dejado en evidencia que los cuerpos policiales siguen siendo un ámbito difícil, muy masculino, machista...

-Sí, más bien transfóbico. Con una compañera que ha cambiado de sexo, difícilmente un policía va a insultar o faltar el respeto, o discriminarla, sabiendo que es policía y sabiendo que existen leyes como las que se han citado en la jornada. Evidentemente, esto frena mucho que un compañero se dirija a una trans, chico o chica, que sea compañera de una forma discriminatoria. ¿Machismo? Y tanto. Aparte, antes de ser mujer he sido hombre y, en los vestuarios de los hombres, machismo hay... y mucho. Pero tengo 46 años y creo que también ha habido un cambio radical en lo que eçra la policía de antes, quienes hemos conocido a los grises, aunque sea de pequeñitas, a lo de ahora...

-Su transición empezó a partir de los 40 años. ¿Cree que su vida hubiera sido diferente de haberla realizado antes?

-No sé si hubiera entrado en la policía, no lo sé. Viéndolo desde afuera, creo que sí... Hubiera sido más fácil, porque no es lo mismo hacer un cambio, una transición, a los 40 que a los 15, pero creo que no hubiera sido igual.

-¿Hubiera podido ascender en los Mossos siendo mujer desde el principio?

-Soy agente, así que difícilmente voy a ascender...

-Pues ¿tener mayor reconocimiento profesional?

-Yo he tenido una discriminación dentro de los Mossos, pero es distinta, viene por otra razón, sobre todo por el tema de la especialidad en falsedad documental. Cuando existen ciertos elementos que no te acompañan, pues difícilmente te planteas ascender...

-¿En su especialidad es más fácil encontrarse con trabas?

-Sí, es una especialidad conflictiva dentro de los cuerpos policiales, no solo en los Mossos, y eso crea envidias...

-¿Pesa mucho ser una cara visible del colectivo transexual? Esa responsabilidad de reivindicar con su caso personal, que invadamos su intimidad...

-No, en ningún momento me pesa. Yo decidí a mitad de camino qué hacer, porque antes, por el cargo que tenía en la asociación Interdocpol, había salido en televisión en unas cuantas ocasiones y era difícil esconderme, porque dentro de mi transición todavía continuaba siendo presidenta de la asociación... Era difícil esconderse cuando tienes el whatsapp de periodistas de TVE o de TV3 que en un momento determinado, cuando hay noticias sobre falsedad documental, tiran de ti... Y decidí dejarme de entrevistas poco serias y darme a conocer, porque lo tenía que hacer ¿Me pesa? No, lo llevo bastante bien. Cuando llevas temas sanitarios sobre problemas de las transexuales, de las que nos estamos medicando y vamos a pasar por cirugía, te das cuenta de que hace falta gente y que seas noticia.

-Choca que tampoco rehúsa hablar del hombre que fue.

-Es que le tengo mucho cariño, qué quieres qué te diga. Me ha acompañado durante 40 años. Incluso, hace un año y medio, vacié el armario totalmente de la ropa de Santi, porque había que hacerlo, y me dio pena. Lo miras con una visión de 'pobrecito'. He llevado antes a Marta dentro y ahora toca esconder a Santi. La naturaleza se ha portado así conmigo y no tengo que rechazar nada. Tienes que ser tú misma y ya está.