El alcalde de Palma, José Hila, se pronunció ayer en relación a la polémica suscitada en torno a la preservación o no del monolito de sa Feixina, instando al Consell de Mallorca a que "autorice cuanto antes el derribo de este monolito franquista".

Si bien la primera autoridad municipal no quiso pronunciarse sobre cuál debe ser el sentido de voto de los integrantes de la Comisión del Patrimonio del próximo martes, aseguró que "hasta el momento, los criterios de protección de un bien se han basado en informes técnicos y no jurídicos". Insistió en que, como alcalde, "quiero que nos den la autorización para cumplir con nuestro programa de Govern", por lo que "deseo que el martes la comisión de Patrimonio se pronuncie finalmente por la no protección del monolito como Bien Catalogado, lo que nos permitirá su demolición".

Insistió en que "se trata de un símbolo fascista, que inauguró Franco y que homenajea al crucero Baleares, que mató a miles de civiles indefensos cuando huían de la guerra por la carretera de Málaga".

Cuando se le preguntó por su cambio de opinión en relación a 2010 cuando el consistorio presidido por Aina Calvo, del que él era teniente de alcalde, decidió "contextualizar" el monolito en lugar de demolerlo en aplicación de la Ley de Memoria Histórica, no dudó en afirmar que "nos equivocamos".

Al respecto, manifestó que, "de buena fe, creímos que quitando la inscripciones y la simbología franquista del monumento conseguiríamos que fuera aceptado por todos". No obstante, concluyó, "no lo conseguimos", como se vio inmediatamente después de su aprobación, con la protesta de asociaciones como la de Memòria de Mallorca, e incluso de militantes socialistas, como el recientemente fallecido Paco Ferrer, superviviente del bombardeo de la carretera de Málaga, "que siempre nos pidió que lo demoliéramos". Insistió en que la "contextualización socialmente no ha sido aceptada y, ante la evidencia, debemos tomar decisiones y no emperrarnos en que siempre hemos actuado correctamente".

Por su parte, la teniente de alcalde de la Función Pública, Aurora Jardi (Podemos), también se sumó ayer a la petición al Consell para que opte por la no catalogación del monolito, al considerar que obran en poder de la comisión de Patrimonio de la institución insular "informes técnicos suficientes de que carece de elementos patrimoniales dignos de protección".

Para Jhardi, el obelisco "tiene una carga de simbología franquista muy importante que no hemos sido capaces de eliminar pese al intento de contextualización realizado en 2010". Para la representante municipal se trata de un monumento "que provoca mucho dolor a mucha gente que fue víctima del fascismo". A su juicio, "proteger símbolos del franquismo o no darles la importancia que se merecen, es uno de los males de este país que, más de cuarenta años después de muerto el dictador, aún tiene muchos herederos".

Afirmó asimismo que, si formara parte de la comisión del Patrimonio, con los informes obrantes en el expediente, "no dudaría en votar por la no preservación, como lo van a hacer mis compañeros en la institución insular".