La ciudad también nos ofrece pequeños espectáculos metafísicos. Por ejemplo, a veces te alejas de ella. Ves el conjunto de la trama urbana, muchos edificios. La zona boscosa de Bellver, las villas del Terreno. Y de repente, en un puntito indefinible destella una luz. Desde lejos, parece una estrella. Fulgurante, precisa. Destaca perfectamente sobre el resto del escenario ciudadano. Como si en aquel momento te estuviese transmitiendo un mensaje.
Lo más probable es que se trate de un cristal, una ventana que se encara directamente al sol y produce ese ángulo de refracción. Una luminosidad que sólo puede apreciarse desde donde tú estás, ya que después las coordenadas varían.
La luz solitaria permanece un buen rato. Si tú te mueves, la pierdes enseguida. Si estás quieto, se conserva hasta que una nube tapa la luz solar, o el astro Rey se desplaza y deja de crear el efecto espejo.
Es un episodio que tiene su metáfora. Cuando ves la ciudad extendida, compleja, pero apagada. Y en un rincón esa falsa estrella destacando, elevándose por encima del conjunto. Entonces piensas en las circunstancias parecidas de la vida. Cuántas veces en un contexto apagado y mediocre brilla de repente una luz solitaria. Un individuo.
La mayor parte de la gente no sabe de dónde sale. Ni siquiera se interesan por ella. Pero la luz brilla durante un rato, antes de apagarse. Y cuando cesa, es imposible saber de dónde surgía. Ya se ha perdido para siempre. Como el talento desaprovechado de tantos y tantos.
Individualidades brillantes que destacan de pronto en un momento histórico oscuro. Se encienden y palpitan como si todo el mundo estuviera pendientes de ellas. Aportan algo nuevo y destacable. Pero sólo por un corto tiempo y además nadie les hace caso. Después, vuelven a la grisura general. Para no regresar nunca más. Si no hay testigos que las aprecien, su brillo no habrá servido para nada.
El efecto espejo es sumamente válido para lo sociológico. Demasiadas veces, los pequeños resplandores son ignorados. Permanecen en cambio los medios tonos y las sombras.
