El vendaval ocurrido más de año y medio atrás dejó al pairo el espacio escénico que los arquitectos Elías Torres y José A. Martínez Lapeña -autores del proyecto de rehabilitación del paseo de Dalt Murada hasta el Baluard del Príncep- crearon en ses Voltes. Su carpa, hecha a partir de rombos amarillos y azules, sufrió serios daños que obligaron su retirada. Hoy desde Cort se indica que "está en peores condiciones de las que se pensó en un principio"; y aunque hay un fondo previsto de 250.000 euros, procedentes de la Ley de Capitalidad, se está a la espera de la valoración de los arquitectos. Este dinero también sufragaría los gastos de rehabilitación de la zona. En la actualidad, el equipo de arquitectos está llevando a cabo un estudio del espacio como pso previo del proyecto de arreglo del baldaquino o carpa.

Ses Voltes fue concebido como un espacio destinado a actividades al aire libre, y los lugares bajo la muralla como salas de exposición. El teatro encajado en ese hueco cubierto por la carpa de rombos con los colores de los estandartes de los barcos de Mallorca, amarillo y azules, está perfilado por la sucesión de bancos de madera, que a algunos recuerdan a los de la Capilla de Le Corbusier.

Sin el toldo, el espacio de Ses Voltes pierde fuerza escénica, además de convertirse en un lugar menos atractivo durante los meses de verano, a excepción de las noches. En estos momentos, se están barnizando los bancos de madera.