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Sa Torreta

Los horrores del parc de les Estacions

Primero fue la codicia quien sobrevoló este rectángulo de terreno privilegiado situado junto a las avenidas. Ferrocarriles Españoles de Vía...

Las estaciones antes de convertirse en parque. Torrelló

Primero fue la codicia quien sobrevoló este rectángulo de terreno privilegiado situado junto a las avenidas. Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (FEVE), la empresa pública que gestionó el tren hasta que la competencia fue transferida al Govern y se transformó en Serveis Ferroviaris de Mallorca, propuso al Ayuntamiento de Palma edificar la mitad del solar. Afortunadamente, un Joan Fageda recién llegado a la alcaldía rechazó en 1992 la propuesta y mantuvo el proyecto, ya esbozado por Ramon Aguiló, para que fuera un pulmón en el corazón de la ciudad.

El segundo capítulo es el del despropósito. Cort convocó un concurso para que compitieran empresas que llevaban de la mano una propuesta arquitectónica. Ganó la de Carme Pinós. Pero casi de inmediato quedó claro que sería mutilada. Jamás existió una posibilidad real de que se soterraran las avenidas para unir el Parc de les Estacions con la plaza de España. Pero, como contrapartida por el proyecto frustrado, se habilitó a la arquitecta y a la empresa ganadoras para que destruyeran la plaza creada por el arquitecto Bennázar -y así sigue: hecha un desastre-.

La tercera entrega es la del gran dislate, del gran despilfarro o de la desmesurada sinvergonzonería. Un Matas cargado de soberbia tras su paso por el Gobierno en Madrid y su inesperado triunfo electoral de 2003, anunció que se cargaría el parque inaugurado apenas cuatro años antes. Había decidido soterrar las vías del tren y la estación y sumarle una red de metro. En 2007, fue reinaugurado con su anodino aspecto actual. Ahí sigue, como un ejemplo relevante de la época en la que la planificación no existía y el dinero público se derrochaba sin límite.

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