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Sa Torreta

El arte renace entre las ruinas

La ruina puede ser embellecida por la mano del artista. En la confluencia de las calles palmesanas Lluís Martí, Nicolau Calafat y Benet Pons i...

Una vieja casa en la confluencia de Lluís Martí y Nicolau Calafat.

La ruina puede ser embellecida por la mano del artista. En la confluencia de las calles palmesanas Lluís Martí, Nicolau Calafat y Benet Pons i Fàbregues quedan los restos de una casa que un día debió ser hermosa. Hoy solo restan cuatro paredes y un techo de tres aguas hundido. Y un antiguo jardín en el que la vegetación crece libremente. Sin ser cercenada por la mano del hombre. Sin podas ni retoques. Palmeras asilvestradas que crecen sin corsés.

Sus dimensiones son las de las casas de un Eixample de Palma, que comenzó a levantar hogares de medida familiar y ha acabado agigantándose para dar cabida al aluvión de nuevos palmesanos llegados a partir de los años 60 del siglo pasado.

Los grandes ventanales del inmueble, rematados con arcos de medio punto y verjas de hierro, son apenas retazos de un esplendor marchito. Han sido tapiados para evitar a okupas,okupas aunque ningún cobijo encontrarían bajo las vigas caídas.

Sin embargo, el artista, sea el que sea, ha sabido encontrar entre grietas, paredes desconchadas y agujeros en la pared un espacio para la expresión.

Las fotos antiguas en blanco y negro pegadas sobre cada ventana, y en algunos casos ya desprendidas por el paso del tiempo, rescatan la importancia y la categoría de la vivienda venida a casi nada.

Una madre de posguerra sentada en una silla recibe el abrazo de su hijo. Una joven reflejada y minimizada en un espejo barroquizado con guirnaldas. En una tercera imagen, de la que apenas queda un tercio, se acumulan los volúmenes y toda su sabiduría en los anaqueles de una librería.

El arte y la cultura pueden florecer donde menos se espera: incluso entre las ruinas.

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