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Pepe Gotera y Otilio, en la Muralla

No coinciden ni una altura ni una inclinación.

Los gestores públicos buscan la gloria a través de las obras que inauguran con boato, fotógrafos y placa. Algunos, los corruptos, añaden a la vanidad la correspondiente comisión del 3%. Sin embargo, los políticos más eficaces son aquellos que se esmeran en el mantenimiento de la obra hecha, en la limpieza y en el orden. La capital mallorquina anda escasa de esas joyas, personajes con unas antenas capaces de detectar desperfectos y de sentir arcadas ante las chapuzas.

Diario de Mallorca informaba hace días de la dejadez en la zona amurallada. Higueras, alcaparras y otras plantas dignas de formar un jardín botánico crecen sin control y dañan los muros levantados con esfuerzo por cientos de canteros que dejaron su firma en los sillares.

Sin embargo, la incapacidad municipal no se limita a la lucha contra la vegetación. También han fracasado a la hora de combatir el gamberrismo. Las discretas y eficientes luminarias de cobre diseñadas por Elías Torres y Martínez Lapeña dan pena. En algunas asoman los cables sin bombilla. En otras se han incrustado lámparas compradas en un todo a cien. La sustitución de las baldosas que se levantan por obras es deficiente, las pintadas son una plaga, el toldo de rombos azules y amarillos de ses Voltes ha desaparecido.

Pese a todo, hoy situaremos nuestro objetivo en los pilones diseñados para limitar el tráfico de vehículos en el Baluard de Berard y en sa Calatrava. Se trata de una proyección hacia arriba, con una ligera inclinación, de las mismas baldosas que cubren el suelo. Es una solución ingeniosa que debería sonrojar a aquellos que solo son capaces de adquirir bolardos cilíndricos negros rematados en acero inoxidable. Sea por golpes de coches o por gamberrismo varios de esos pilones se han roto.

Si observa la foto que acompaña el artículo o pasea por el lugar concluirá que han sido reparados por Pepe Gotera y Otilio. Unos están rectos, otros mal rematados, todos a distinta altura, prueba de que no se cuida el mantenimiento ni en los lugares más emblemáticos. La demostración de que no hay esmero ni buenas manos ni control en las reparaciones.

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