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Opinión

No es la velocidad, es la cantidad y el lugar

Más se merece. Palma tiene problemas de contaminación. Le pasa por macrocéfala.Es la consecuencia de agrupar a la práctica mitad de los...

Más se merece. Palma tiene problemas de contaminación. Le pasa por macrocéfala.Es la consecuencia de agrupar a la práctica mitad de los habitantes de Mallorca y concentrar el grueso de los servicios esenciales del archipiélago. Si a ello añadimos el atractivo patrimonial, el comercio y el ocio residencial y turístico, no podrá extrañar que Palma se asfixie sobre sí misma. Se autocontamina y contamina a quien se adentra en sus atascos, sean motorizados o peatonales.

El Plan de Mejora de la Calidad del Aire, por su parte, es víctima de la polución administrativa y así, entre una cosa y otra, no hay forma humana de airear el ambiente y mucho menos los despachos.

Ahora Cort se dirige a sus vecinos inmediatos de Palau Reial y pide al Consell que rebaje el límite de velocidad de la vía de cintura de 120 a 100 kilómetros por hora. De este modo los coches emitirán menos óxidos de nitrógeno y la aureola de humos grises que dibujan sobre Palma será menos intensa. La Palma de reacción lenta y déficit de iniciativa se ha mirado en el espejo mayor, y también muy difuminado por polución, de Barcelona intentando equiparar su vía de cintura a las rondas de la Ciudad Condal.

La solución, en todo caso, será parcial y más simbólica que efectiva porque no estamos ante un estricto problema de velocidad. Es una cuestión de carencias, comodidades y falta de sensibilidad, tanto administrativa como ciudadana. Con transporte público real habría menos contaminación y concentración de vehículo particular en una ciudad que en realidad está hecha a medida del peatón y que se ha dejado seducir y ser víctima de grandes aspiraciones metropolitanas exageradas. Humo tóxico. En todos los sentidos.

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