La plaza de España está de mudanza. Es pasto de la uniformización que dibuja las ciudades del siglo XXI. La sustitución de negocios tradicionales por franquicias es la norma que fractura la memoria de sus habitantes.

El reciente anuncio del desembarco de McDonalds en una plaza que ya cuenta con dos negocios de comida rápida ha sido lo último, pero puede que antes de verano se produzca un cambio más hiriente en la fisonomía del centro neurálgico de la ciudad. El bar Cristal puede acabar convertido en otra cosa.

"Estamos recibiendo propuestas de todos los sectores económicos", indicó Kety Isern, integrante de la familia propietaria de uno de los pocos bares emblemáticos que le quedan a Palma.

El contrato de alquiler de este inmueble, obra del arquitecto Gaspar Bennàzar, expira el próximo mes de agosto. Son varios los pretendientes, entre ellos, la misma familia Ramis, que son quienes regentan el negocio del bar desde 1955. Solo que los elevados precios del alquiler de esta golosa zona podrían acabar con los más de 67 años del bar Cristal.

Ni propietarios ni los actuales inquilinos quieren dar detalles de la operación, ni hablar de precios, pero según agentes de la propiedad inmobiliaria consultados, el alquiler de un local en la plaza de España oscila entre los 125/200 euros por metros cuadrado. Por el local del Cristal podrían llegar a pedirse 25.000 euros al mes, una cifra difícilmente asumible por un pequeño empresario.

El contrato de renta antigua que mantuvieron los Ramis por el alquiler del Cristal concluyó tres años atrás, pero volvieron a firmar uno nuevo que llegará a su fin este mes de agosto.

Telefonía entre hamburguesas

En la misma acera que se va a instalar la cadena de comida rápida, pegada a otro de parecidas características, a unos metros de distancia del Cristal, y vecinos también con el Café 1916, podría instalarse una tienda de telefonía móvil francesa. Al parecer, Vodafone está detrás de hacerse con el local del 1916 o el Cristal, ambos en el edificio de viviendas, propiedad de una de las ramas de los Isern, que proyectó en 1913-1916 Gaspar Bennázar. Fue el último en clave modernista que realizó el arquitecto municipal. Se le practicó una reforma en 1947 a cargo de Enric Juncosa.

Son muchos ciudadanos que tras la conversión de Can Corbellà, en la plaza de Cort, en tienda de ropa del equipo de fútbol del Madrid ya no se espantan de nada. Incluso los propios Isern indican que "es triste" si el Cristal llega a cerrar sus puertas, pero bussiness is bussines, según impera en el mundo de los negocios.