Cera y polen son la última amenaza para los viandantes de Palma. La combinación de los restos de las procesiones sobre la acera con la lluvia de polen, que cae por el fuerte viento, deja imágenes de lo más estrambóticas como las que ha captado este miércoles por la mañana el fotógrafo de Diario de Mallorca Tolo Ramon.

Turistas y residentes tratando de no caer al patinar literalmente en la plaza de Santa Eulalia, por culpa de la cera en el suelo; gente tosiendo, estornudando o restregándose los ojos por los efectos del polen; caras de angustia y también de enfado ante lo difícil que se ha tornado caminar tranquilamente por las calles de Palma.

También los ciclistas han sido víctimas de esta situación, ya que en el asfalto todavía hay goterones de los cirios, desde la pasada Semana Santa, que convierten en toda una proeza circular sin darse un golpe.