Cuando el Arxiduc bajaba a Ciutat desde sus posesiones de Deià y Valldemossa, le gustaba acudir a La Pajarita -abierta en 1872 como bombonería- para comprar sus exquisitos turrones y chocolates, aunque "como temía ser envenenado, sus criados los probaban primero. Y ellos, claro, encantados". Esta y otras muchas anécdotas de 15 establecimientos emblemáticos de Palma contó ayer el profesor de Historia Josep Francesc Borne en un recorrido organizado por ARCA.

La primera parada de la ruta de la asociación proteccionista, en la que participaron 30 personas, fue en un comercio que, "por unos meses, no cumplió 500 años", dijo de la espartería Ca la Seu, fundada en 1510 por la familia Monserrat y cerrada como tal en 2009, ya que ahora es un bar. Borne alternaba el origen de los establecimientos -"el nombre viene debido a que surtía de productos de espartería a la Catedral, como las cuerdas de las campanas, por ejemplo"- con hechos históricos de la época de su apertura o relatos de quienes los regentaban.

También hubo espacio para la crítica, como que han eliminado cualquier vestigio del que fuera Can Frasquet, fundado en 1697 y convertido hace tres años en un restaurante. "¿Qué ha sido de los muebles, tan interesantes como los de La Pajarita", se preguntó el especialista sobre el desaparecido encanto de la antigua confitería ubicada en Sant Nicolau.

De la misma época, 1685, pero todavía abierta, es la mercería Ca Donya Àngela, "considerada la tienda más antigua de Mallorca". El local fue sacado a subasta por la Inquisición tras quitárselo a un judío converso, Rafel Martí, y lo compró otro xueta, Pere Forteza, que a su vez lo vendió a Nofre Aguiló, el primero de la saga que hasta la actualidad está al frente del negocio. Hoy lo lleva Miquel Aguiló, primo del primer alcalde de Palma durante la democracia, Ramon Aguiló.

Borne explicaba esta historia frente a la tienda situada junto a la plaza Marquès del Palmer, "un punto caliente para el comercio emblemático, porque confluyen un negocio desaparecido -la mercería Antiga Casa Bet-, el más antiguo -Àngela- y uno que se multiplica por tres", afirmó en referencia a la reciente apertura del Horno Santo Cristo en Can Forteza-Rey, que se suma al histórico de Sant Nicolau y otro en Sant Miquel.

Establecimientos centenarios abiertos (la ferretería La Central, la sombrerería Casa Julià, el Forn de la Glòria y el de la Pau, además de la juguetería La Industrial, de 1929); transformados; cerrados (Casa Roca); "resucitados, como la bodega Can Rigo"; e incluso "con una muerte anunciada", ya que el Café Lírico dirá adiós este año; todos ellos fueron visitados a lo largo de la mañana de ayer para que los comercios históricos no caigan en el olvido.

El archiduque Luis Salvador de Austria murió en 1915 y el local de La Pajarita -que hasta la dictadura franquista se llamaba Es Cavallet de Paper- no fue ampliado con charcutería y ultramarinos hasta los años 20, por lo que el Arxiduc no llegó a disfrutar de esas delicias que venden en Sant Nicolau. El guía animó a comprar -"no me llevo comisión", bromeó- en este y los demás establecimientos para no contribuir a su desaparición. Mucha gente se lamenta de los cierres, pero nunca han entrado en ellos, concluyó.