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Sa Torreta

Entre congresos y Llavaneres

El cartel que recupera las torres Llavaneres. B. ramon

El Ayuntamiento ha recuperado el topónimo Torres Llavaneres -o Llevaneres, que de ambos modos se ha escrito- para el tramo de la autopista de Llevant frente al Palau de Congressos. Una idea que permite interrogarnos sobre las defensas que hace siglos se ubicaron en algún lugar entre la Porta des Camp y el Portitxol y cuyo rastro se ha perdido.

Llavanera es un nombre común en el área catalanoparlante. Deriva del latín lavandaria y significa mujer que se dedica a lavar ropa. Por tanto, se puede deducir que cerca de las torres desaparecidas debían reunirse las lavanderas. Dato que sugiere la existencia de una corriente de agua dulce. Lo que sí está documentado es que allí estuvo uno de los carnatges de Palma. Un lugar en el que se depositaban los restos de animales muertos.

Guillem Rosselló Bordoy y Maria Barceló escriben en La ciudad de Mallorca que probablemente eran musulmanas. Debieron ser construidas entre 1115, año de la invasión pisano catalana, y 1229 para reforzar las defensas en la zona por la que se produjo el asalto que acabó en saqueo de Madina Mayurca. Los mismos autores consideran que eran torres albarranas, es decir, exentas del conjunto amurallado y que cumplían labores defensivas y de vigilancia.

La documentación permite situarlas saliendo por la Porta des Camp. Si estaban próximas al lugar donde hoy se ubica una gasolinera, en la Costa des Gas, o más cerca del Portitxol es un enigma sin resolver. Ni siquiera se conoce cuándo desaparecieron, aunque lo más probable es que la fecha se sitúe en torno al siglo XVI, cuando comienza a construirse la muralla renacentista.

La documentación siempre se refiere a las Llavaneres en plural. En consecuencia, al menos eran dos, pero desconocemos el número exacto.

Como la mayor parte de las defensas medievales, las torres han desaparecido. Sin embargo, el cartel municipal permitirá que los curiosos se planten frente al cartel y formulen algunas preguntas sobre el pasado de una ciudad que, ensimismada por lo nuevo, apenas se interesa por aquello que fue.

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