La Federación de Vecinos exige una moratoria de hoteles urbanos para evitar que siga aumentando la "masificación y saturación" que sufren los residentes del centro histórico. A finales de año habrá casi 30 alojamientos turísticos, que sumarán alrededor de 1.200 plazas y se añadirán a las miles de viviendas de alquiler vacacional que se ofertan en el casco antiguo y contra las que también lucha la entidad ciudadana a través de una recogida de firmas.

La Federación solicita a Cort que suspenda temporalmente las nuevas licencias de apertura de los llamados hoteles boutique con el fin de elaborar una norma que regule todas estas actividades turísticas. Una medida similar ya ha sido adoptada por Barcelona, en la que los residentes sufren el mismo problema y donde el día 4 de este mes entró en vigor el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos.

En Palma, la organización que representa a las asociaciones de vecinos propone una moratoria de tres años. Durante ese tiempo, en el que estaría prohibido abrir establecimientos, entre "todos los agentes sociales" deberían definir "qué tipo de hoteles se quiere en el centro, dónde tienen que estar ubicados, qué condiciones deben cumplir y, muy especialmente, que las nuevas plazas supongan necesariamente la amortización de dos de las ya existentes", tal como expuso ayer la Federación de Vecinos.

Ocho licencias solicitadas

Si el Ayuntamiento aprobase una moratoria previa a la ordenanza, se podrían ver afectados nuevos hoteles cuyos promotores ya han solicitado licencia de apertura, como son los que están siendo construidos en las plazas de Cort y de las Tortugas, y en las calles Sant Jaume, Can Troncoso, Simó Ballester, Campaner, Ferreria y Concepció, según los expedientes urbanísticos. Entre todos, suman una inversión de 15,6 millones de euros, como indican los respectivos presupuestos. Asimismo, hay proyectos de hoteles urbanos en el casal Can Bordoy, ubicado en la calle Forn de la Glòria; otro en la calle Sant Jaume y, todavía como propuesta, junto a la Escuela de Turismo de la Calatrava.

En 2011 había 14 alojamientos turísticos en la ciudad con menos de 40 habitaciones, los llamados hoteles urbanos, y solo seis años después la cifra se duplicará. Para la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma, tantas plazas hoteleras -unas 1.200-, sumadas a los alquileres vacacionales y los cruceristas que abarrotan Ciutat durante la temporada alta "están causando la despersonalización del centro histórico y un impacto brutal en los barrios afectados", tal como afirmó ayer el presidente, Joan Forteza, ya que "aumenta de manera notable la masificación y saturación que ya sufren todos los ciudadanos", según denunció la entidad vecinal.

Incidió en que "Palma necesita imperiosamente que nuestra principal actividad económica, el turismo, sea regulada de forma efectiva", de ahí la exigencia de una ordenanza. "El reto presente y futuro es garantizar a largo plazo la creación de riqueza que representa el turismo con una mejor distribución, salarios dignos para los trabajadores y asegurando la convivencia y calidad de vida de los ciudadanos, de modo que no se vean afectados de forma tan negativa como en la actualidad", argumenta la Federación.

Y concluye que la finalidad es conseguir "una ciudad hecha a medida de los vecinos, en la que puedan convivir los visitantes, pero de ningún modo al revés. No queremos una ciudad sin ningún tipo de personalidad, que solo sea un gran parque temático".

Por este motivo, a principios de mes comenzaron una campaña de recogida de firmas en contra del alquilier turístico en viviendas plurifamiliares debido a que, tal como advierten, "atenta contra la convivencia, el modelo de ciudad y el comercio tradicional". Según añaden los portavoces vecinales, esta modalidad de alojamiento "provoca el desplazamiento de la población local -un fenómeno conocido como gentrificación- y que actualmente ya lo padecen en barrios como Santa Catalina", tal como recordaron.