Maribel Bennázar Casanova (Palma, 1946) es el último eslabón de la familia de Gaspar Bennázar, s'arquitecte, apodo por el que era conocido en Palma el autor de la plaza de toros, s'Escorxador, el edificio del bar Cristal y el derribado Pont d'es Tren, entre una lista interminable de obras. Ocupo la plaza, ganada por oposición, de arquitecto municipal en el Ayuntamiento de Palma desde 1901 hasta meses antes de su muerte, a principios de 1933. La nieta "del arquitecto mallorquín más importante del siglo XX", presentará elpróximo 6 de abril el libro Gaspar Bennázar Moner, s'arquitecte de Palma (1869-1933) Crónica de una vida, artículos, conferencias y propuestas. "Nadie me ha ayudado. Lo pago de mi bolsillo", precisa.
"He querido darle voz a mi abuelo porque nunca se la dieron", indica Maribel Bennázar, una profesora de Lengua y Literatura Española jubilada. Adelanta que este copioso trabajo no está hecho "desde la especialización". Lo significa, eso sí, aportar una valiosa y, en algunas casos, inédita documentación. "Tuvo una energía como pocos. He contabilizado más de 1.500 obras, incluyendo, por supuesto, obra menor. ¡Si solo en el cementerio de Palma firmó 132 tumbas! Me he visto desbordada. He hecho un resumen didáctico", aclara. Resumen, sí, pero ocupan más de seiscientas páginas. "¡Ni el Quijote!". (Risas).
Con todo su trabajo, en dos volúmenes, llenará un hueco incomprensible sobre uno de los arquitectos con más peso. "No hay casi nada escrito sobre él, ni monografías, ni estudios específicos. ¡Asombroso!, ¿verdad?
-No es el primer trabajo que usted escribe sobre su abuelo.
-Cierto, a los 18 años escribí un folletito. Siempre he vivido entre sus recuerdos, planos, dibujos... Mi padre era un ferviente admirador y luchó para que se conociera el legado pero murió pronto. En casa también vivió la única hija de Gaspar Bennázar, mi tía Catalina. ¿Cómo no iba a interesarme por él? Pero no sería hasta 1999, cuando mi hermana Amelia enfermó; pensé sería una buena forma de ilusionarla si la implicaba de alguna manera en la elaboración del libro. Desgraciadamente murió, pero yo seguí adelante.En casa se guardó todo.
-¿Alguna institución ha mostrado interés?
-Les he ido haciendo propuestas distintas, desde la posibilidad de establecer rutas guiadas, diferentes actos que mostrasen el impacto que tuvo la obra de mi abuelo en Palma, y no he tenido ningún éxito.
-¿Diría que son desafectos los políticos mallorquines?
-No puedo decir eso. Aina Calvo puso unas baldositas en sa Font de s'arquitecte. Con el PP solicité que se hiciera un monumento y quedó en el aire."1925 fue el ´Annus Horribilis´ de mi abuelo por la campaña de desprestigio orquestada por Forteza"
-No olvidemos que de la noche a la mañana, la alcaldesa Catalina Cirer se cargó el Pont d'es Tren.
-¡Cómo olvidarlo! Si además lo tiró a las 5 de la mañana con alevosía, sin avisar. Intenté, junto a la plataforma, que se frenara, sin éxito. Me consta que además les costó derribarlo. ¡No estaba mal el puente de Bennázar! Recientemente, han permitido que se eche abajo Can Bibiloni y Can Baró. Encontré un dibujo de su fachada que hizo mi abuelo. Creo que debió ser de él. En Nueva York lo cuidan todo, y aquí lo que hacen es conseguir una ciudad sin sus características propias. Estoy convencida de que se puede hallar equilibrio entre la propiedad privada, que quiere lucrarse con su patrimonio, y la posibilidad de preservarlo. Ésto es tarea de las instituciones.
-¿Y la ciudad conoce y cuida a Bennázar?
-Lo conoce tanto si quiere como no. Caminas por Palma, y a derecha e izquierda, ves edificios de él. Falleció hace 80 años y todos los días, de una u otra manera, su nombre sale en los diarios locales. Palma sin Bennázar no sería lo que es. Es cierto que le declararon Hijo Ilustre y que han rehabilitado bancos pero los pocos reconocimientos que se le han hecho han sido privados.
-Cuesta creer que un hombre que fue arquitecto municipal durante tantos años, que construyó algunos de los edificios más singulares de la ciudad, que cambió la fisonomía de la ciudad, carezca de bibliografía.
-¡Así es! Estoy convencida que si hubiera nacido en Norteamérica, ya le habrían hecho una película.
-A su abuelo le persiguen las madrugadas. En mayo de 1910, Palma amaneció con el Paseo Sagrera. Me imagino a Di Caprio haciendo el papel de su abuelo.
-Mi abuelo tuvo una gran capacidad de coordinar a todos sus empleados. En la construcción del Paseo Sagrera intervinieron 200 albañiles, muy coordinados. Por eso se pudo hacer en una noche. A mi abuelo le tocó derribar las murallas, ser el brazo ejecutor, y sufrió por ello, pero tanto él como Eusebio Estada vieron que era necesario para Palma. Hizo el trazado de las Avenidas pero no tiró los arcos. Los rellenó. Gracias a su idea, se han podido ver ahora. ¡Me emociona!
"¿Qué puedo decir de unos políticos que han permitido que se derriben obras como el Pont d´es Tren, Can Bibiloni o recientemente la Casa Baró?"
-Usted apunta que ha escrito este libro para darle voz. ¿Qué quiere decir?
-Mi abuelo fue insultado y sufrió escarnio por su proyecto de las escalinatas del Mirador de la Catedral. En 1925, siendo arquitecto del Real Patrimonio de la Almudaina cayó parte del muro. Se le pidió una solución. Cort le encargó un proyecto, pero el arquitecto Guillem Forteza quería incluir un proyecto adaptado del original del arquitecto de Barcelona, Massó. Al serle denegado por el Ayuntamiento, todo el entorno de Forteza, los hermanos Ferrà, aprovecharon para organizar campañas con Gaspar Bennázar. Ya antes, su hermano Bernardo había vertido críticas muy ácidas contra mi abuelo y sus obras. Hubo campañas de desprestigio a nivel nacional. Eso, sumado a la muerte de su hijo, le sumó en una profunda tristeza en 1925. Por eso en este libro le doy la voz que nunca se le dio.
-Y su plaza de toros, a medio gas. ¿Qué pensaría él?
-Lo bueno de los edificios que hizo es que son moldeables, se adaptan. A él le gustaban los toros, pero su plaza puede albergar, como ha hecho, otras actividades. Le peor es que esté sin utilizar. Eso mata al edificio.
-¿Qué ha aprendido de él investigando su vida y obra?
-Mi abuelo fue un adelantado a su tiempo, una persona que tuvo la suerte de conocer mundo y aplicar su europeísmo a sus obras. Su cabeza no estaba nunca quieta. Fue honesto. Y un ¡bon vivant!