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Cofradías

Cien cirios para las Cinco Llagas

La tercera cofradía más antigua de Ciutat celebra su centenario el próximo sábado

Más de medio centenar de penitentes formaban la hermandad en la Semana Santa de 1959. Entre ellos estaba Damià Verger, que entró con seis años.

Nueve compañeros de trabajo de la industria textil en Ciutat -en pleno auge durante las primeras décadas del siglo XX- decidieron unirse para salir en la procesión del Jueves Santo de 1917. "Ellos mismos se confeccionaron el traje con la túnica y el capirote de color marrón, a diferencia de ahora, que es negro y púrpura", detalla el presidente de las Cinco Llagas, Miquel Llabata. Todavía no se consideraban una cofradía, ya que solo se reunían para desfilar en la procesión más importante de la isla, la del Crist de la Sang, y hasta una década después no se sumó ningún nuevo miembro a la pequeña hermandad, la tercera más antigua de Palma después de la Calatrava y la Dolorosa.

Ha pasado un siglo y los más de cien penitentes que conforman las Cinco Llagas hoy en día -llegó a tener 220 cofrades- celebrarán el centenario el próximo sábado, 1 de abril. Lo harán en la iglesia de Sant Gaietà con un acto religioso y una exposición, en el mismo templo que en 1927 se convirtió en su sede canónica.

El primer presidente, Carlos Alabern, era hijo de uno de los fundadores, Federico Alabern, y en los años 40 dio un impulso a la cofradía con la redacción de una normativa, la modificación de la vestimenta -similar a la actual- y el encargo de un pendón en el que "un pintor de s'Institut representó La Lanzada". En aquella época ya había una treintena de cofrades y a finales de la década de los 50 eran más de medio centenar.

Desde niño

Damià Verger entró con seis años a mediados de los 50 y recuerda que él llevaba la bandeja con los símbolos de la Pasión de Cristo. "Cuando eres pequeño, estar en una cofradía se vive con alegría, como si fuese una fiesta, pero de mayor asumes la responsabilidad que supone", dice el coordinador de la hermandad. Llabata entró en las Cinco Llagas animado por sus compañeros del colegio San Cayetano y Juan Carlos Martorell, encargado del mantenimiento, se hizo cofrade en plena madurez. Cuentan anécdotas del pasado y el veterano añora "la educación del público en las procesiones. Ahora algunos no tienen respeto", como lamenta.

Uno de los momentos que más ilusión produjo a los cofrades fue la construcción del primer paso, La Lanzada. Hicieron una colecta y lo inauguraron en 1991, aunque se hablaba de su creación desde los años 60. El segundo, Jesús el Abandonado, salió por primera vez en 2001. Ambos volverán a procesionar en breve y celebrarán el centenario de su cofradía por las calles de Palma.

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