-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Quién mató a la Plaza Gomila?"

-No se sabe. Hubo varias Gomilas, que perdieron su magia en una evolución negativa. De Gomila y El Terreno se habla hoy en pasado, son solo un recuerdo. Ahora intentamos dignificarlo mirando hacia el futuro.

-Un barrio al servicio de la noche.

­-El Terreno es el primer resultado del monocultivo de una zona de Palma. El peligro de las calles monotemáticas se advierte hoy en otras barriadas.

­-Ahora se llamaría estilista capilar.

-Fui peluquero, una profesión con gran responsabilidad porque refuerzas la imagen de una persona. Eres empresario, sociólogo, psicólogo y un artista abierto a las novedades.

-Donde esté una buena novela, que se quite el poema.

-Soy lector de ensayos. La poesía surge de un conflicto, difícilmente la escribirá una persona feliz. En mi caso, me inicié después de un asunto personal, de pareja, como una huida de la realidad inmediata. Estas situaciones te crean un movimiento sísmico que acaba expulsando los sentimientos.

-¿Ha dimitido de presidente vecinal por desesperación?

­-Me enamoro de lo que hago, lo vivo de manera total. Algunos confunden mi entusiasmo con un deseo de apropiación. Se ha interpretado que yo tomaba decisiones personales que pasaban por encima de la junta. Lo que quiero es movilizar el barrio, la junta es el soporte burocrático.

-¿Volverá a presentarse?

­-Lo estamos mirando.

­-Circulo por El Terreno mirando al frente, para evitar el horror.

­-El Terreno es una pregunta sin respuesta, un barrio totalmente abandonado. La pregunta es cómo ha llegado a estar así, aunque el espectáculo deprimente afecte a una zona limitada alrededor de la Plaza Gomila. También está la especulación de los edificios sin habitar.

-Cuando un cliente le pedía un remedio para la calvicie.

-No le engañaba. Uno puede cuidarse y paliar la caída pero, si está marcado genéticamente, no hay nada que hacer. Preocupa porque el cabello es signo de atractivo.

-¿Los vigilantes vecinales pueden sustituir a la policía?

­-Los vigilantes no han de existir. El vecino paga impuestos y la administración ha de cubrir estos aspectos. Los vecinos han de denunciar continuamente y con vehemencia. No han de cansarse, es la única forma de conseguir una parte muy pequeña de lo que se pide. Hoy protestamos en el Terreno por lo mismo que nos llevó a manifestarnos en 2012.

-Con medio siglo menos, usted también iría de ´after´.

­-No hay que poner adjetivos al establecimiento, es un desorden público en la calle durante los fines de semana, sin ningún tipo de control. Un cartel enumera las prohibiciones bajo multas de tres mil euros, y se incumple justo al lado. Hemos denunciado con palabras y con imágenes, todo se queda en promesas. Ni PP ni PSOE lo arreglan, y no es un problema escondido.

-El ruido no vacía El Terreno.

­-Es una zona de efervescencia vendedora y compradora. Suecos y alemanes adquieres las casitas, el edificio entero. Se hará muy difícil que un mallorquín pueda comprar en barrios como el nuestro. Los jóvenes me dicen que "me sacan de El Terreno".

-¿Cursach es el diablo?

-Hay diferentes niveles, y el nuestro no está en Cursach. Discotecas como Tito´s o Pachá no dan el mismo problema a nivel de calle. Nos centramos en la Plaza Gomila, pero la permisividad en la mediana que quita dos carriles del Paseo Marítimo indica connivencia con la Policía Local. Lo denunciamos entonces, porque era un agravio comparativo con otros barrios.

-Su librería-peluquería fue heredada por una bisnieta de Miró.

-Ha conservado el Picornell, pero le ha imprimido su propio sello al denominarla Los Oficios Terrestres. De niña, Lola Fernández venía a la peluquería con su bisabuela Pilar Juncosa, la viuda de Miró. Ha sabido captar la sensibilidad del local, pasando de la poesía impensable en El Terreno que yo planteaba a la literatura alternativa.

-¿Sagitari es su signo?

-Sí. Sagitario es un poco disperso y despistado, defensor de causas perdidas. Me veo reflejado.

-¿Cortar el pelo es humillante?

-Si llega un cliente y te dice "pélame" o "vengo a pelarme", te das cuenta de que no haces un trabajo importante. Es más gratificante de otra manera.

­-¿Cuál es el epitafio poético de El Terreno?

­-Solo ha muerto el antiguo barrio, los vecinos voluntarios lo llevarán al siglo XXI. El eslogan sería "El Terreno és viu, viu-lo".