El Ayuntamiento de Palma necesita disponer a lo largo del año de unas cien viviendas en régimen de alquiler para hacer frente a las necesidades de las familias con escasos recursos o que han tenido que dejar sus casas. Por ello, el pasado mes de noviembre, se modificaron las condiciones del programa Palma Habitada con el fin de incentivar la puesta a disposición de pisos vacíos en buen estado por parte de sus propietarios.

No obstante, la iniciativa, tal como afirma el teniente de alcalde de Modelo de Ciudad, Antoni Noguera, no está dando los frutos esperados. De hecho, cada mes se incorporan al programa "dos o tres viviendas", cuando, para cubrir las necesidades que van surgiendo a través de la oficina municipal antidesahucios, "necesitaríamos el triple", afirmó.

Por ello, el teniente de alcalde hizo un llamamiento a los propietarios de viviendas vacías con el fin de que las pongan a disposición de Palma Habitada. Noguera reconoció que "la revitalización del mercado inmobiliario junto con las perspectivas de negocio del alquiler vacacional" pueden influir considerablemente en la falta de ofertas. De ahí que el Ayuntamiento va a ser "muy restrictivo" a la hora de autorizar el alquiler vacacional, con el fin de priorizar el acceso a la vivienda de la población "por encima de las expectativas de negocio". Recordó que, una vez aprobada la Ley que regula el alquiler vacacional en viviendas plurifamiliares, el Ayuntamiento debe aprobar la zonificación, que definirá en dónde y en qué condiciones se permitirá esta actividad.

Recordó que el programa Palma Habitada, gestionado por el Patronat Municipal de l'Habitatge i Rehabilitació Integral de Barris, ha cambiado sus bases con el fin de "animarles" a que incorporen las casas que ahora tienen vacías al mercado de alquiler. A cambio de una serie de garantías que ofrece el Ayuntamiento, se pide que el precio del alquiler sea un porcentaje (puede rondar el 30%, según los casos) más bajo.

El programa ofrece a los propietarios la garantía de pago de los alquileres, el abono de los impagados, la obtención del certificado de eficiencia energética y la defensa y representación procesal, además de una garantía para desperfectos si la vivienda se incorpora de nuevo al programa una vez finalizados los cinco años iniciales.

Solo pueden beneficiarse de estas ventajas los propietarios o usufructuarios de viviendas vacías situadas en el término municipal de Palma. Quedan excluidas específicamente las entidades bancarias y las promotoras.

La vivienda que se ofrece deberá estar en buenas condiciones de habitabilidad. De hecho, los técnicos del Patronat realizan una visita previa y efectúan una valoración técnica del alquiler máximo que se puede solicitar por piso -que se ha fijado en 540 euros mensuales-, además de tener en cuenta la rebaja que se hace en relación al precio de mercado.

Por su parte, los beneficiarios del programa, además de residir en la ciudad, deben acreditar que disponen de unos ingresos de entre 621 y 1.553 euros si se trata de una unidad unifamiliar, de entre 730 y 1.827 euros en el caso de una familia de dos personas y de entre 828 y 2.070 si es de tres miembros

En determinadas circustancias el Ayuntamiento puede subvencionar el alquiler a través de los Servicios Sociales municipales.

El programa fue gestionado por una empresa externa hasta enero de 2013, fecha en la que el servicio fue asumido por el Patronat Municipal de l'Habitatge. En octubre de este mismo año se hizo una nueva campaña de captación de viviendas.

En estos momentos Palma Habitada cuenta con 302 viviendas privadas incluidas en su programa, 162 procedentes del sistema antiguo y 140 del nuevo.

Desde la puesta en marcha de la última modificación, que da más garantías a los propietarios, se han valorado 17 pisos, de los cuáles se han incorporado ocho.

En estos momentos Palma Habitada dispone de una lista de espera de 364 solicitudes, una cifra que se ha reducido considerablemente en relación a meses anteriores, aunque no por la incorporación de más pisos al programa, sino por la caducidad de los expedientes.

Entre los pisos incorporados en las últimas semanas se incluye uno en Génova, de dos dormitorios dobles y uno sencillo sin ascensor por 440 euros al mes. Otro, en es Rafal, de tres dormitorios en un segundo con ascensor y sin muebles, por 490 euros y un bajo, situado en el Camp Redó, de dos dormitorios dobles y uno sencillo sin muebles por 350 euros.