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Metacronos

A veces, las casualidades son tan sutiles que nos parecen revelar un orden oculto de las cosas. Azares que se refieren al pasado...

Metacronos

A veces, las casualidades son tan sutiles que nos parecen revelar un orden oculto de las cosas. Azares que se refieren al pasado, pero también al futuro. Y que nos hacen sospechar en una dimensión del tiempo superior, por encima de los días y los años. Un misterioso Metacronos donde todo está escrito y previsto antes de que ocurra.

Hay casualidades más o menos usuales. Como pensar en una persona y encontrarse con ella al poco. O estar preocupado por algo y ver por la calle una referencia a tu problema. Cosas que van más allá de la típica relación causa efecto.

Pero el Metacronos también salta hacia el porvenir. En determinadas ocasiones, pasas por un lugar y sientes algo especial. Te fijas en él. O te parece agradable. Una calle, una plaza, a veces incluso un edificio. Y años después, el destino te conduce hacia ese mismo sitio. Te instalas en él. Quizás sin recordar aquel presentimiento borroso que tuviste una vez.

Recuerdo por ejemplo la época en que tomaba cada día el Carrer de la Concepció para ir al trabajo. Era mi ruta habitual. Me la sabía de memoria. Un día, pasando por delante de las ventanas traseras de la Misericòrdia, escuché de repente un gran estrépito. Y contemplé con asombro como por una de las persianas salía disparada una viga, que debía de haber caído del techo. La viga atravesó las lamas y sobresalió hacia la calle, quedando inmóvil entre una nube de polvo.

Me pareció algo realmente extraño, y estuve un rato mirando aquel fragmento de viga, que parecía la estaca de Ulises en el ojo de Polifemo. Había algo sígnico en la imagen que en aquel momento no supe descrifar.

Pues bien, tres años después, me instalaría precisamente en la casa situada enfrente de esa ventana, donde viví varios años. Era como si la viga me estuviese señalando el futuro.

¡Metacronos!

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