Antoni Tarabini recordó cómo décadas atrás "casi me matan" por manifestarse a favor de la peatonalización de la calle Oms. El sociólogo entraba en el corazón de la conferencia Els eixos cívics de Palma, organizado por la Fundación Gadeso, y celebrada ayer en el Club DIARIO de MALLORCA, y que contó con la participación de Pau Bellinfante, presidente de la Confederació Balears de Comerç; Francisco Martínez, vicepresidente de la Associació Mallorquina de Cafeteries, Bars i Restaurants, y Joan Forteza, presidente de la Federació d´Associacions de Veïns de Palma. No todos ven con buenos ojos la conversión de calles con tráfico a vías donde se le suprime. La unanimidad solo se dio cuando señalaron que la Administración "debe regular, definir, planificar un plan de usos".

Con la vista puesta en el futuro proyecto de peatonalizar Nuredunna, Pau Bellinfante, tomó como ejemplo lo ocurrido tras el cierre al tráfico en Blanquerna. "De los 114 locales, 29 han cambiado de actividad, y la que ha venido ha sido de restauración. El comercio desaparece. Estamos en contra de los Ejes Cívicos porque va en contra de los intereses del pequeño comercio, aunque sí veo bien que algunas zonas o calles peatonales se liguen entre ellas".

Desde el sector de restauración, Francisco Martínez dibujó la evolución de aquella "ciudad muerta" que era Palma en el 2000, y que con Aina Calvo como alcaldesa, propuso "ejes sin planificar", hasta llegar a los años de la crisis, que "le propusimos al nuevo alcalde Mateo Isern revisar la ocupación. Hoy, estamos satisfechos de los resultados porque se ha revitalizado la ciudad".

En el turno de dar voz a los vecinos, su presidente Joan Forteza sostuvo que "las carencias que tiene el actual crecimiento de Palma se veían venir". Él cree que "muchos problemas se podrían haber evitado".

Por ello, propuso una batería de actuaciones para enmendar la plana a los errores y, a su juicio, "pacificar la ciudad". El primero sería peatonalizar todo el centro de Palma, no solo el centro histórico. Se deberían crear nuevos ejes cívicos o corredores urbanos de convivencia. En tercer lugar, se tendría que proteger al pequeño comercio. El turismo debería regularse para evitar la saturación. Se tendría que prohibir el alquiler vacacional en edificios de viviendas y habría que proteger el medio ambiente. "Los ejes cívicos son imprescindibles para tener una ciudad pacífica. No se trata de un modelo de ciudad sino de vivir en una ciudad modélica", enfatizó Forteza.

Mientras desde Cort se piensa en un nuevo eje cívico, el de Nuredunna, los actuales, Blanquerna y Fàbrica no suscitan igual pasión. Si los comerciantes los temen, bares y vecinos los quieren de distinta manera.