De la tela al teatro. La antigua fábrica Can Ribas de La Soledat se convertirá en un Centro de Artes Escénicas. Ya está aprobada la cantidad destinada para su reforma, 500.000 de euros procedentes de la Ley de Capitalidad. La obra de restauración de este edificio, que ha estado cerrado durante 56 años, se encargará al Patronato de la Vivienda. Desde Cort se felicitaron ayer por "esta inversión en cultura y en un barrio que lo necesita", expresó el alcalde José Hila.

El futuro centro cultural, que también cederá espacio a proyectos audiovisuales, ha de ser gestionado a través de iniciativas privadas. "El día a día del edificio se determinará a través de las propuestas que se aprueben en el concurso de un proyecto cultural que ha de estar vinculado a la participación. Ha de generar materia gris", expresó Antoni Noguera, concejal de Urbanismo.

No muy lejos se levantará en un solar del Ayuntamiento la sede de la Orquestra Simfònica en el barrio de Nou Llevant, una zona que "representará la transformación e Palma, conforme al modelo de ciudad participativa por el que apostamos", incidió Noguera.

La superficie del edificio, que dejó de hilar en 1960, es de 800 metros cuadrados que se duplicarán al levantar una planta en su interior. "La nueva Can Ribas será un espacio diáfano. Primero se rehabilitará la cubierta y después se reformarán las instalaciones. El suelo será de hormigón. Se abrirán ventanas", adelantó el arquitecto municipal Francisco Cifuentes.

Los plazos previstos prevén que la restauración esté concluida a finales de este 2017, y que el próximo año puedan echar a 'hilar' las artes escénicas.

La determinación del equipo municipal es que la que fue puntal en el desarrollo económico, no solo de La Soledat sino en la ciudad, la fabrica de telas de los Ribas, sea el motor cultural que "transforme la zona".

En ese sentido, si desde Cort las artes plásticas pivotan en el Casal Solleric y Ses Voltes, y se piensa en Gesa como "faro" de Ciencia y Tecnología, y la Caja de la Música como sede de la Orquestra Simfònica, la antigua fábrica de telas será el corazón que dé cuerda al teatro, la danza y también a iniciativas audiovisuales. Sin olvidar "su vinculación con La Soledat", insistió Noguera.

"Ahora es un punto negro -los vecinos se quejaron ayer mismo al alcalde de que es uno de los lugares donde se trafica con droga, y por ello, pidieron una mayor presencia policial-, pero el cambio profundo que supondrá este centro cultural ayudará a transformar el barrio", expresó Hila.

Desde 2007, con Aina Calvo como alcaldesa, la zona fue despejándose con distintas intervenciones de reforma y esponjamiento de los espacios; ahora se vuelve a La Soledat "porque es el futuro".