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Sa Torreta

El baratillo peregrino de Palma

Los puestos de venta en lugar inusual: los institutos. Torrelló

Lo que para mí es inútil a ti te interesa. Este es el principio en el que se sustentan los mercadillos de segunda mano que se encuentran en las grandes ciudades europeas, en Palma y, desde hace pocas décadas, en algunos municipios de la part forana mallorquina. El viajero husmea los restos de la Alemania comunista junto a los jardines berlineses de Tiergarten. Quien visita París debe reservar una mañana para recorrer el Marché aux Puces, literalmente el mercado de las pulgas. Portobello, en Londres, es el paraíso de los amantes de las antigüedades.

¿Y Palma? El baratillo, como lo conocían los mallorquines, nació junto a sa Porta, que no es otra que la de Sant Antoni. Era una extensión de las Enremades o de la Fira de Sant Marc, que antes de la llegada de la Navidad abastecía las despensas palmesanas de pavos, turrones y otras viandas propias de la época. Hoy se ha alejado del centro y abre todos los sábados en Son Fuster. Antes de llegar a su actual ubicación, ha peregrinado a otros lugares de la ciudad. En la foto de Torrelló de los años 70 los puestos se han instalado en la explanada de los institutos, en lo que hoy es la plaza del tubo.

El baratillo fue desplazado hasta el Polígon de Llevant en tiempos de Ramon Aguiló, allí llegaron a construirse unos inodoros, un servicio poco usual en esta ciudad, para alivio de vendedores, compradores y curiosos, una especie que abunda en los mercadillos.

Después, los objetos antiguos encontraron su espacio en las calles aledañas de las avenidas entre sa Graduada y la Porta del Camp. El mercado, en el que en los años 60 aún se podían adquirir productos de la huerta palmesana o volatería, hoy prácticamente ha desaparecido.

La invasión turística ha propiciado la llegada de una oferta basada en la ropa ligera y la marroquinería. Cientos de puestos se suceden con los mismos productos de origen chino.

Las antigüedades de todo tipo entre las que pululan los coleccionistas tomaron en 2010 los bártulos camino de Son Fuster. Allí, entre mucho cachivache, inútil aún es posible descubrir alguna joya de coleccionista.

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