Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Palma a palma

Fantasmas del pasado

Conforme vas cumpliendo años, acumulas provisión en ese fardo extraño que llevas a tu espalda: el pasado. A veces, los recuerdos y personajes del ayer se integran más o menos en tu trayectoria vital. Te acompañan y por tanto se van trasformando como lo haces tú. Pero hay otros elementos que quedan allí, en el fondo del saco. Que durante décadas han permanecido olvidados. Como si nunca hubiesen existido. Hasta el día en que, sorpresivamente, vuelven a la luz.

Ocurre por ejemplo con personas que no has visto durante mucho, mucho tiempo. Compañeros del colegio. Que todavía recuerdas imprecisamente, pero que un día aparecen frente a ti. Los reconoces enseguida. "Ostras, es él". Pero ahora visten de señor o señora mayor. Llevan gafas, quizás han engordado. Caminan ausentes y pasan junto a ti sin reconocerte. Son los fantasmas del pasado.

En ese momento tienes la tentación de detenerlos. "Hola, ¿no te acuerdas de mí?". Pero te contienes. Piensas que hace muchos años que dejaste la escuela. Que probablemente aquella persona haya olvidado aquella época, y te considere como un extravagante o un pesado, enganchado a la añoranza. Así que le dejas partir, sumido en sus pensamientos. Ignorante de que sabes sus nombres y apellidos. Incluso algunos secretitos de su juventud.

Es entonces cuando te planteas un importante dilema ontológico. ¿Qué es lo real? ¿El personaje del pasado, aquel al que recuerdas, con el que te gustaría compartir recuerdos? ¿O lo real es el personaje del presente, descreído, quizás antipático, que nada tiene que ver contigo?

¿Porqué guardamos la memoria de muchas personas si luego no se corresponde con la realidad? ¿De qué sirve? ¿Por qué no los olvidamos directamente, en lugar de crearnos un cruce de sensaciones?

Los fantasmas del pasado son eso: fantasmas. Seres un poco irreales, que tienen el valor que nosotros les dimos. Pero con los que tal vez ya no te podrás reencontrar nunca.

Seguirán su camino y, para ti, sólo serán reales en tus recuerdos.

Compartir el artículo

stats