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Plan de Igualdad

Las 'chicas de oro' se sienten a gusto viviendo solas

Rosa, Mari y Puri son tres ejemplos de las más de 12.000 mujeres mayores de 65 años que viven solas en Palma

Rosa Sánchez, Mari Ruiz y Puri Risco se dirigen a la sede de la asociación de vecinos de Son Dameto, situada en la calle Vicenç Joan i Rosselló. g. bosch

Rosa Sánchez, Mari Ruiz y Puri Risco. Mayores de 65 años. Viven en la barriada de Son Dameto. Solas. Son tres ejemplos de las más de 12.000 mujeres de Palma que superan esa edad y residen en un hogar unipersonal. Vivir solo es cada vez más habitual en todo el mundo, pero la cifra de 12.000 mujeres mayores de 65 años "sorprendió" a Cort cuando realizaba un diagnóstico para el Plan de Igualdad entre hombres y mujeres, que está redactando y presentará en mayo. El dato le servirá para pensar más en este colectivo -ya que "son muchas"- y aplicar políticas encaminadas a mejorar su bienestar, tal como afirma la directora general del área, Lucía Segura.

"Yo ahora estoy en la gloria, hago mi propia vida y no tengo que dar explicaciones a nadie", afirma Rosa. "Lo mismo digo", corrobora Mari. Tras criar a dos y tres hijos, respectivamente, después de un divorcio y trabajar fuera de casa hasta doce horas diarias para sacar adelante a sus familias, ahora ambas piensan "por fin" en sí mismas. Puri no tiene hijos, es "soltera opcional" y lo que siempre ha valorado más de esta situación es "la total libertad que tienes".

Rosa trabajaba en hostelería, Mari era empleada de hogar y Puri, auxiliar de enfermería, y desde que se jubilaron ponen en práctica lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) llama envejecimiento activo. "Hago gimnasia, baile, tanto en línea como sevillanas, canto en el coro, soy voluntaria de la asociación de vecinos de Son Dameto y cada viernes acompaño a pasear a personas mayores con la Ruta Saludable del centro médico de Son Pizà". El currículum de ocio de Rosa no acaba ahí. "Muchas mañanas me voy caminando hasta el Molinar, donde mi hijo tiene un restaurante, y luego hasta Sant Joan de Déu y vuelta. O desde el Arenal hasta Can Pastilla. Me falta tiempo para todo lo que hago", afirma medio en broma medio en serio.

Mari no le va a la zaga, ya que hace "gimnasia, zumba y sevillanas". Además, camina a Son Rapinya varias veces al día porque tiene que llevar a su nieto de nueve años al colegio, "después traerlo para comer y volverlo a llevar. Con eso ya estoy liada medio día". Y cuando le apetece, camina desde su barrio hasta Portopí, cuatro kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. En casa, hace costura todo lo que puede y cocina "para los nietos", añade. La agenda diaria de Puri se completa con "yoga, la coral, informática, aquagym y ayudar en la parroquia", un voluntariado que inició antes de la jubilación y que le ocupa gran parte del poco tiempo que pasa en casa.

Necesidades sociales

El centro Flassaders, donde se encuentra la concejalía de Igualdad, tiene actividades específicas para personas mayoresy otras destinadas a mujeres. Sin embargo, el Plan de Igualdad deberá contemplar el colectivo de las más de 12.000 féminas que viven solas y tienen más de 65 años. "Este grupo social tiene que ser tratado desde dos perspectivas: envejecimiento activo y atención a la necesidad de Servicios Sociales", explica Lucía Segura. "No quiere decir que a esta edad tengan alguna necesidad. El diagnóstico solo es una descripción de la realidad, pero el plan tendrá en cuenta la cada vez mayor esperanza de vida de ellas y el objetivo será adaptar los diferentes servicios municipales a este colectivo", tal como avanza.

El área de Bienestar Social ofrece ayuda en el hogar, comida a domicilio y teleasistencia -a través de un convenio con la Cruz Roja-. También están los centros de día, donde personas de edad avanzada pueden pasar la jornada y realizar actividades específicas dependiendo de su estado de salud. "Es una forma de mantener a las personas en su hogar y su entorno, como marca la Organización Mundial de la Salud", destaca Segura.

Ninguna de las entrevistadas dice haber pensado mucho en el momento en que necesiten algún tipo de cuidado externo. "Como ahora no tenemos problemas de salud, sino solo achaques, más vale no pensar", argumenta Puri. No obstante, las tres comentan el servicio de teleasistencia de la Cruz Roja y admiten que se lo plantean para el futuro. "Ofrece una gran seguridad. Una amiga mía mayor lo tiene y se siente más tranquila, por si se cae o lo que sea", añade. Para Mari, la ayuda más cercana se halla puerta con puerta, ya que su vecino es uno de sus hijos. Sin embargo, "si se mudase, o para cuando no hay nadie en casa, el botón de la Cruz Roja es muy útil, aunque no es la solución a todo".

Según Rosa, "lo ideal es vivir en una residencia de la tercera edad, debido a que hay profesionales para atenderte bien en cualquier momento y circunstancia". A Puri también le gustaría esta alternativa en el caso de no poder valerse por sí misma. Sin embargo, ambas se preguntan: "¿Habrá plazas en residencias públicas?" Si no es así, Rosa lo ve difícil, porque "con una pensión mínima, poco se puede hacer", como lamenta. En cambio, Mari ha valorado la opción de vivir con alguno de sus hijos, ya que se lo han propuesto ellos mismos, "pero tienen sus obligaciones fuera de casa y en una residencia estás siempre atendida".

Pensiones mínimas

Por ahora, las preocupaciones de Mari y Rosa son "llegar a final de mes", principalmente, debido a que tienen una pensión mínima.

"Menos mal que vivo en un piso con un alquiler de renta antigua desde hace más de 40 años -dice Mari-, porque con lo que gano y los precios que hay hoy en día, no tendría ni para el alquiler". Como añade Rosa, "con 600 euros no se pueden hacer milagros, hay que arreglarse con eso, pero tiramos para adelante". En cambio, la cuenta corriente de Puri es más holgada, debido a que tiene una pensión "igual que el sueldo de antes". De todos modos, quiere remarcar que "vivir solo es más caro que en compañía, ya que los gastos de luz y calefacción son prácticamente los mismos. Hay que iluminar y calentar el piso y encender la cocina, tanto si hay una persona como si hay dos, aunque no entran dos salarios", tal como recuerda.

A la pregunta de si les gustaría tener una pareja, Rosa responde: "Cuando eres joven, te quieres casar, tener hijos y todo eso, pero ahora... no quieres nada más que estar tranquila". "Imagínate -dice Mari-, si no busqué otra cuando me separé a los 30, hoy menos". "No sabes lo que es vivir libre", concluye Puri. Está claro que no quieren compañía en casa. La tienen fuera, la familia y amigos, a quienes ven si les apetece, ya que son mujeres solas, aunque no solitarias.

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