Hace un par de semanas se colgó este fatídico letrero: “Liquidación total por traslado”, en Muebles Casas, uno de los negocios más populares del Molinar, y que en marzo se trasladará a la calle Alfons el Magnànim en Palma. Una inmobiliaria alemana ha colocado dos letreros de considerables dimensiones frente a la mueblería abierta el 1 del 1 de 1961. Se lee: “12 viviendas únicas con parking, piscina y jardín”.

Entre el vecindario, la resignación habitual a estos últimos tiempos en que los inversores extranjeros, mayormente nórdicos, alemanes y suizos, tienen bolsillos más grandes que el local.

“Se veía venir”, indica Antonia Amengual. “Nos están cogiendo el Molinar”, expresó la propietaria del negocio de Vídeo y Lotería que ha vivido de cerca el movimiento que ha habido en Muebles Casa. “Me sabe muy mal que se vayan porque es una tienda de toda la vida del barrio”, señaló esta vecina del Molinar.

La pujanza de los inversores extranjeros en casas, solares y locales del barrio de pescadores ha elevado precios. Solo los ricos promotores pueden acceder a unos precios “muy caros”, dicho por el encargado del portal inmobiliario Inmobiliaria Molinar. “Cada día recibimos más de cien llamadas, casi todas son extranjeros. Quieren comprar. Es muy caro”. Los precios no bajan de los 300.000 euros por un pequeño apartamento, pero la oferta media alcanza el millón de euros por poco más de cien metros cuadrados.

“La marcha de Muebles Casas es la pérdida de un establecimiento icónico del Molinar. Nos preocupa la venta de este solar, que se convertirá en pisos de lujos, porque lleva aparejado el encarecimiento del barrio. Los que viven aquí tantos años son personas con una economía más modesta, y les cuesta mantenerse en un barrio cada vez más caro”, observó Toni Amengual, presidente de la asociación de vecinos Vogar i Ciar.

“Durante años nos hemos mantenido como un foco de resistencia a la especulación como si fuéramos un poblado de Asterix, y al final nuestro afán conservacionista ha ido en nuestra contra. La belleza es tentadora”, añadió.

En el Molinar y es Portixol cada vez hay más rubios. En cada calle hay dos familias nórdicas. No todas viven, algunas solo pasan parte del año, los meses de verano, mayormente. “Vienen con dinero y es muy tentador para algunos vender. Yo creo que hay que unirse, no para evitar la especulación sino que hay que hacer piña y no vender una casa más”, añade Amengual.

El nadador

Santiago Casas ha dejado en manos de su hijo el negocio que abrió inicialmente en Palma, en 1954. De las calles Herrería y Ballester se trasladó al Molinar en 1961, donde tenía un almacén que acabaría convirtiendo en el popular Muebles Casas. “Media Palma, gentes del Coll d’en Rabassa, del barrio, y también de Andratx compraban aquí. He amueblado las casas de la clase trabajadora de la isla”, indicó este hombre de negocios nacido en La Mancha.

Le apena irse del Molinar donde fue el organizador la travesía a nado de la Torre d’en Pau al Molinar durante quince años.

“Éramos 600 personas en el agua”, asegura. “Me daba igual irme o quedarme. Ahora quien sigue en el negocio es mi hijo”, recuerda zanjando la cuestión. El empresario cree que con el cambio “no se perderán puestos de trabajo”.