La Revetla de Sant Sebastià no será recordada por el récord de participación ciudadana. Hace mucho frío en la calle y a la parroquia le cuesta salir de casa cuando el termómetro cae en picado y además al principio llueve de forma intermitente . Pero, tras el encendido oficial del fogueró de la plaza Major, el resto de plazas se han ido animado poco a poco con la llegada de los más valientes de la velada, que se han olvidado de los rigores del tiempo para tomar literalmente las más de 200 barbacoas que el Ayuntamiento ha distribuido por toda la ciudad, de la plaza de la Reina al Pont del Tren y de la plaza de Santa Eulàlia a la plaza Joan Carles I. Vale la pena en la gran noche del patrón de la ciudad.

El plato fuerte de la animada noche y el momento más esperado son los conciertos, pero antes la parroquia se ha entregado durante horas a la charla y la conversación alrededor del fuego. Con cenas a gusto de cada cual, pero en las que han abundado el lomo, la longaniza y el botifarrón que, sobre las brasas, han repartido su humeante aroma por todos los rincones.

A la espera de los cabezas de cartel, los primeros músicos en ocupar los ocho escenarios distribuidos por la ciudad sirvieron de acompañamiento a los banquetes.

El público miraba el reloj y se entregaba al buen comer mientras esperaba que los veteranos Obús desplegaran su potente rock en Joan Carles I; Juan Campos montara su inimitable show en la plaza de España; José El Francés y Camela llenaran la plaza de la Reina con sus aires y ritmos flamencos y su tecno-rumba pegadiza hasta el extremo; Pere Janer saliera al escenario en Santa Eulàlia como una de las estrellas de la escena local o Siniestro Total, la banda más esperada de la noche, diera inicio a su fiesta sin freno en Jacint Verdaguer.

No ha ocurrido lo mismo en todas las plazas. En la plaza Major, Al-Mayurqa, Música Nostra, Oques Grasses y Boc han metido en danza a la parroquia desde primera hora, las ocho de la tarde. Quedaban todavía varias horas de fiesta por delante.