No era una batucada. Fue el zumbido de 150 vespas el que despabiló ayer un casco antiguo que aún digería los últimos excesos de Reyes. La tercera edición de Motoxapa alcanzó un éxito insospechado. Cort se fue llenando de buena mañana de distintos modelos de scooters, la famosa vespa que setenta años atrás creó el ingeniero aeronáutico Corradino D'Ascanio, y que es objeto de culto entre sus conductores.

El objetivo de este encuentro tuvo también su carácter reivindicativo al convertir a algunas de las calles del centro histórico en distintos puntos de la hoja de ruta como la propia Catedral, donde los motoristas y sus acompañantes hicieron la primera parada para retratarse.

"Año tras año, las distintas políticas municipales están haciendo del casco antiguo un lugar prohibido a los mallorquines: cámaras, restricciones y un turismo de masas que lo abarrota están terminando con la poca vida local que queda en sus calles. Por eso queremos enseñar que el centro histórico es un espacio abierto", expresó Xisco Clapés.

El ambiente fue festivo. Los motoristas que llegaron desde distintos lugares de Mallorca como sa Pobla, Muro, Manacor y s'Aranjassa se alegraban de encontrarse un año más en la convocatoria del Motoxapa.

Ana Bermejo llegó con el rostro enrojecido por el fresco de la mañana. Se había levantado a las 6.45. Ella condujo su vespa 125 Super GT desde Lloseta. "Me da una sensación de libertad total", cuenta una de las pocas mujeres que ayer se sumaron a este zumbido de vespas y lambrettas.

Son muchos los que conocen a Gaucho, que no disimulaba el orgullo de su ejemplar, una vespa de 1957, a la que él añade destalles de asombro como un candado del siglo XIX o el asiento de cuero hecho a partir de la forma de una pala. "Vivir Palma en moto no tiene nada que ver. Se convierte en otra ciudad cuando vas en vespa. Estas motos no son para correr sino para disfrutar", aseguró.

Un disfrute contagioso porque al paso de estas motos, los paseantes se detenían a mirarlas con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Quién no se siente Gregory Peck o Audrie Hepburn subidos a una vespa y sintiendo que está de Vacaciones en Roma?

La vespa es objeto de culto, un icono de los cincuenta para los nacidos incluso antes como el jovencito de 69 años Toni Borrás, que volvió a repetir paseo con su vespa Primavera 125 T3, llena de adhesivos.

Como lo es también para los que siguen la estética mod, aquella tribu inglesa, que retrató la película Quadrophenia con The Who. Es el caso del Miguel Bauzá que participó en la ruta con su scooter personalizada, llena de espejos, y que "solo saco en un par de ocasiones".

Tolo Ferragut contemplaba su vehículo. Su vespa 125 N de 1958 iba a salir por primera vez desde una restauración que la ha dejado impoluta en una chapa negra mate y con un faro que él ha colocado debajo. Destaca su asiento bobber, al estilo de las Harley. "A ver cómo se porta; seguro que bien", sonreía.

Si los guitarristas ponen nombres a sus instrumentos, los moteros también. La de Tolo se llama Whitney, "en honor a la cantante Whitney Houston".

Aquella pequeña moto que creó Corradino D'Ascanio, que superó el prototipo de Piaggio, acabaría siendo bautizada por ésto que al ver el prototipo creado por el ingeniero aeronáutico exclamó: "¡Parece una avispa!".

Todos los clubes de vespas y lambrettas de Mallorca festejaron un encuentro que concluyó en una merienda en Son Pardo.