La combinación en forma de numeración correlativa que facilitó el pasado lunes Francisca G., la agente de la Policía Local investigada por la presunta trama de espionaje, es falsa. Esta mujer era la secretaria personal del excomisario Estarellas y una persona de su total confianza.

El Grupo de Blanqueo de Dinero de la Policía intentó ayer descifrar el documento informático para poder acceder a su contenido, introduciendo la clave que el lunes facilitó la funcionaria. Sin embargo, dicha clave resultó falsa y el archivo no pudo abrirse, a pesar de los numerosos intentos, lo que impidió a los investigadores conocer qué tipo de información guarda y averiguar por qué se encriptó.

Los investigadores sospechan que este archivo, de diez gigas de memoria, guarda información sobre seguimientos ilegales, que se habrían realizado a través del grupo de información de la Policía Local, sobre determinados políticos o personajes influyentes. Cabe recordar que otro documento intervenido, a cuyo contenido sí se pudo acceder, guardaba toda la investigación que se realizó sobre la antigua secretaria del alcalde Isern, que contenía datos privados y fotografías de sus familiares. También había el acta, que nunca llegó a tramitarse, sobre la incautación de una pequeña muestra de droga que se le intervino al hijo menor de la secretaria cuando estaba frente a un instituto. Ni el menor, ni ninguno de sus familiares, fueron informados nunca sobre este acta, pues quedó escondida en los archivos policiales.

La agente, que la semana pasada quedó en libertad bajo fianza, fue citada el lunes por el juez, puesto que se averiguó que había pedido asesoramiento a los informáticos del cuartel para saber cómo se podía encriptar un archivo. La mujer, cuando declaró por primera vez, dijo que no sabía nada de informática, ni nunca había oido hablar de archivos encriptados. El lunes señaló que no había facilitado antes la clave numérica porque no sabía en concreto sobre qué archivo se le estaba preguntando.

Estarellas

Por otra parte, el excomisario Rafael Estarellas, quien también estuvo hasta la semana pasada en prisión, compareció ayer de nuevo en el juzgado. Sin embargo, anunció que únicamente iba a contestar a las preguntas de su abogado, Gerard Palmer. El interrogatorio quedó limitado hasta el extremo de que ni el juez, ni el fiscal asistieron pues no le podían hacer preguntas. Su abogado, lógicamente, intentó que con sus respuestas facilitara una contestación convincente a todas las sospechas que recaen sobre él.

El oficial de San Fernando, que niega que se hubiera organizado un grupo de espionaje dentro del cuartel, declaró que había autorizado a su secretaria, la agente Francisca G., para que tuviera acceso a toda la información que generaban todos los grupos de la Policía Local. Lo justificó por el alto grado de confianza que tenía con ella y por el trabajo específico que realizaba el grupo SIAP, que él dirigía. Estarellas justificó que se añadieran claves a determinados archivos, no porque hubiera nada ilegal, sino porque contenía información policial confidencial. En concreto, señaló que se trataba de informes sobre investigaciones que estaba realizando la Policía Nacional y también por datos que se le solicitaba desde el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

A preguntas de su abogado también señaló que tenía conocimiento de que su secretaria había creado estos documentos informáticos que disponen de una clave para poder acceder a su contenido. Sin embargo, insistió en que no se trataba de informes sobre seguimientos ilegales a políticos.

Estarellas, en su primera declaración que realizó ante el juez, ya negó la existencia de este trama de espionaje. Dijo que no conocía el archivo sobre el que sospechaban los investigadores. Sin embargo, para intentar tranquilizar al fiscal Subirán le indicó que no se preocupara porque no figuraba ninguna información sobre él. El juez Penalva, que ordenó su ingreso en prisión por la gravedad de los hechos que se estaban investigando, interpretó que el comisario sí conocía el contenido de este archivo, pero se negaba a facilitarlo.

Los investigadores siguen buscando una solución informática que les permita acceder a este archivo.