"Somos herederos de muchas de las cosas que se fueron implantando en nuestra tierra pero tampoco se nos tiene que olvidar la importancia y los valores de la época en que Mallorca era Mayurqa". Con estas palabras finalizó su pregón de la Fiesta de L'Estendard Maria Barceló, que agradeció desde el inicio el haber sido elegida pese a "no haber nacido en Palma ni estar empadronada en la ciudad". No importó, ya que tal y como señaló en la presentación el concejal de Cultura, Llorenç Carrió, "es una enamorada de Palma".

La historiadora, que entró en el salón de plenos acompañada por el alcalde José Hila, recorrió de la mano de Ramon Llull la ciudad de tránsito entre la urbe mulsulmana y la ciudad gótica en una festividad que ella cree deben celebrar "todos los mallorquinbes; no solo los que residen en Palma".

El viaje en el tiempo propuesto por la catedrática le sirvió para mostrar el tránsito entre la ciudad musulmana y la conquistada por Jaume I en 1229, cuya entrada el 31 de diciembre se conmemora hoy y que ayer tuvo su preámbulo con la lección de historia. Entre los asistentes, historiadores como Sebastià Serra, David Ginard y Felip Munar, y filólogos como Damià Pons y Joan Melià.

Palma, "una ciudad cosmopolita, era y es un cruce de gentes y culturas", fue paseada, ojeada por la historiadora a través de Ramon Llull, del que se acaba de culminar el séptimo aniversario de la muerte. "La imagen que ofrecía Madina Mayurqa era la de una ciudad de aspecto morisco. Llull vivió en ella menos de la mitad de su vida. Junto a Jaume II compartió una vida cortesana hasta que a los 30 años cambió y s eretiró al monasterio de Randa, y después aprendió latín y otras materias en el monasterio de la Real", recordó Barceló como preámbulo.

La conquista de Jaume I supuso cambios en la imagen urbanística de la ciudad ya que se convertiría "en una ciudad gótica". Recordó la construcción de la catedral y la sustitución de las mezquitas por templos cristianos.

Barceló no pasó por alto el legado de Madina Mayurqa como el sistema defensivo de la muralla almorávide, la alcazaba de la Almudaina así como "la estructura urbana propia de una urbe islámica, calles torcidas, estrechas, sin salida algunas, que aún hoy son visibles".

Mencionó la herencia de las estructuras hidráulicas, portuarias, de ingeniería, la jardinería, pero ¿que apareció en la nueva ciutat de Mallorca?", se interrogó la historiadora. La división de la ciudad en parroquias, los nuevos espacios sagrados como la Seu, santa Eulàlia, los conventos -algunos desaparecidos-, el castillo de Bellver, la nueva toponimia urbana y "uno de los más fundamentales, a mi juicio, el uso de la lengua catalana".

Barceló invitó a que todos los mallorquines celebren el 31 de desembre, la festa del Estandard.