La plaza de la Reina seguirá vacía hasta febrero. La colocación del mosaico que fue diseñado expresamente para el lugar se retrasará casi dos meses sobre el calendario previsto. Se trata de la obra póstuma del arquitecto municipal Federico Climent, que en el momento de su muerte estaba ultimando el proyecto para instalar 1.400 baldosas de cerámica a los pies de la fuente.

Según explicaron fuentes del Ayuntamiento de Palma, las obras se han detenido desde hace semanas y no se reanudarán hasta después de las fiestas de Sant Sebastià debido a que la plaza de la Reina es un lugar de alto tránsito de personas y vehículos durante las fiestas navideñas.

El área de Infraestructuras de Cort asegura que la única tarea pendiente es embaldosar los bajos de la fuente. Todos los trabajos preparatorios ya han acabado. Tuvieron que subir la altura de la base, ya que los maceteros (antes había flores de temporada bajo la fuente) eran más profundos que las baldosas. Además, se instaló un sistema de iluminación led para que el mosaico se viera mejor por la noche.

Los trabajos para colocar las 1.400 baldosas tardarán entre una y dos semanas. La complicación es reproducir con exactitud los planos que diseñó Climent. Las piezas cerámicas, elaboradas de forma artesanal en Pòrtol por el ceramista Joan Pere Català Roig, son de 21 tipos diferentes: las hay de tres colores (azul marino, dorado y blanco roto) y cada color tiene hasta siete tamaños distintos.

Si el nuevo plazo se cumple, la inauguración del mosaico -inicialmente prevista para mediados o finales de diciembre- tendrá lugar a principios de febrero.

Como ya se explicó en la presentación del mosaico, las obras tendrán un coste de 52.000 euros, de los que el Ayuntamiento pagará 35.000 y el resto lo asumirá la contratista Roig Obres i Serveis.

El mosaico cerámico permitirá reemplazar definitivamente las flores de temporada que se colocaban en la base de la fuente. Debido a la acción del agua del surtidor, que está tratada con productos químicos, las flores se agostaban con demasiada frecuencia y obligaba a cambiarlas cada dos por tres.

El arquitecto municipal Climent se encargó de esbozar el mosaico: una composición de triángulos y deltoides (unas piezas con forma similar a la del rombo, pero cuyos lados no son todos iguales), pensada expresamente para la plaza de la Reina.

Desde febrero el ceramista Català Roig comenzó a dar forma a las piezas en el taller Can Vic y dedicó un millar de horas de trabajo para realizar pruebas de color, moldear la pasta cerámica, hornearla, secarla al aire libre y rematarla con una capa de esmalte elaborada con materiales y elementos naturales y sin recurrir a productos químicos.