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Sa Torreta

Un olmo para la calle dels Oms

Ahora que la inocencia se ha perdido -¿o no?-, centrémonos en lo concreto. Es Navidad en la foto de Torrelló de los años 80

Luces navideñas y olmo recién plantado en Oms.

Ahora que la inocencia se ha perdido -¿o no?-, centrémonos en lo concreto. Es Navidad en la foto de Torrelló de los años 80. Pero la noticia es otra: un olmo ha regresado a la calle Oms.

El Ayuntamiento de Palma ha decidido que una de las calles peatonales más transitadas de la ciudad, no en vano es uno de los escasos enlaces entre la ciudad d'Amunt y la d'Avall, haga honor a su nombre, que no siempre fue este.

Diego Zaforteza Musoles asegura que antes del siglo XIV se llamó calle de Lleida porque en el reparto posterior a la conquista de 1229 se asignó esta zona a los hombres llegados de aquella población catalana. También fue conocida como Carrer dels Oms de Santa Margalida, según coinciden en señalar el propio Zaforteza y Biel Bibiloni.

Antes que comercial, fue un enclave industrial con un molino de sal y fábricas de tacones de madera, sacos, muebles, cajas de cartón o conservas de fruta. Sin embargo, el negocio más significativo fue el molino de sal que gozó del monopolio de este producto en la ciudad.

No existe la menor duda de que la presencia de estos árboles, hoy ferozmente atacados por una epidemia llamada grafiosis, está en el origen de la denominación. Zaforteza recuerda que en 1429 "se hizo un bando prohibiéndose cortar árboles ni ramas de los olmos, polls, lladoners, ni otros árboles de la calle de los Olmos, ni siquiera para la vigilia de San Juan, ni otras fiestas".

Bibiloni deduce que es muy probable que los árboles que hoy están en peligro de extinción crecieran cerca del convento de Santa Margalida, donde está el edificio del antiguo hospital militar. Se basa en la denominación Oms de Santa Margalida que se encuentra en algunos documentos.

En cualquier caso, los olmos de la calle Oms, habían desaparecido hasta que el Ayuntamiento decidió devolver la congruencia al topónimo y plantar primero un ulmus minor en la confluencia de la calle con Sant Miquel y, más adelante, otros al final de la cuesta que caracteriza esta vía comercial.

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