El próximo año, el fotógrafo Gabriel Lacomba va a dar la lata. Mes a mes se irá deslizando 2017 con una ciudad, Palma, vista a través del orificio de una lata de leche Molico. A partir de este tubo cilíndrico, él construyó en los ochenta una cámara estenopeica, cuando se aplicaba en el estudio de algo tan químico y físico como es la fotografía. Inició y concluyó la serie Palma, 100 postals estenopeiques.

De la mano de Paz Talens, rescata doce retratos de la ciudad que conforman el calendario editado por La Insular, fiel, un año más, a pasar el año poniéndole luz y sombra, al año que se estrena. Palma en una llauna de llet es el resultado. El escritor Agustín Fernández Mallo le acompaña.

"Para mí lo más interesante es que una estenopeica es una cámara pobre, artesana, que puedes hacer tú mismo. Por sus características con una máxima profundidad de campo, resulta una cámara que desnuda la realidad, no la idealiza", subraya su autor, Gabriel Lacomba.

Es clave, también, y así lo perciben muchos de los que ven sus 'postales' de Palma la composición, hecha a ras de suelo, lo que le otorga una estética de irrealidad, que contrasta con la esa desnudez que menciona el fotógrafo sobre la humilde cámara oscura.

Tres décadas sin ver la luz

Se da la circunstancia de que el centenar de postales de la ciudad permanecían a oscuras. Ha sido la diseñadora y propietaria del comercio La Insular quien espoleó a Lacomba a sacar a la luz ese material inédito hecho en 1987.

"Cada año, editamos un calendario con temas relacionados con Palma; el primero fueron las fotografías de Jaume Gual; este 2016, publicidad de los comercios de la ciudad. Me gusta la visión de Lacomba de Palma desde los pies, es como una mirada de niño", subraya Talens.

En 1987, la enfermedad apartó de los estudios al joven Lacomba. Como tantos otros artistas, aprovechó el parón involuntario para tomarse las cosas con más calma. "Me compré una cámara de súper-8 y con ella empecé a hacer Autoretrat -el mediometraje le valió ganar el premio en la Bienal de Barcelona, dos años después-; y cogió la estenopeica y se fue a dar la lata por Palma. Cien viajes, cien cargas y descargas de la lata. Cien postales.

"Lo extraordinario de Palma, postales estenopeicas es que nos muestra una ciudad en blanco y negro pero en absoluto nostálgica: sus imágenes transmiten algo genuinamente contemporáneo, un gusto por el espacio imaginado, el sueño o el delirio del astronauta urbano que no obstante se sabe absolutamente real", escribe Agustín Fernández Malló. Líneas más abajo, el autor de Nocilla Dream, dice así: "Yo imagino perfectamente una próxima Palma esférica".

Los cambios

Entre las 'postales' de Palma elegidas, la fuente de la plaza de las Tortugas evidencia el apego estético que tiene su autor con el constructivismo ruso. Está tomada al borde del agua, hacia arriba. "La fotografía estenopeica permite perspectivas imposibles, el angular distorsiona", apunta Lacomba.

El año lo abre la Catedral y el Parc de la Mar y lo cierra el Col·legi d'Arquitectes. Ambos edificios singulares de la Fachada Marítima de la ciudad, esa que durante buena parte del año se ve saturada por miles de turistas.

"No he visto nunca una evolución en mi mirada. Estas fotografías responden más a un concepto, es una cámara ciega. Me ha gustado jugar al azar; en esto no he cambiado", señala el fotógrafo.

Palma, retratada por millones de personas, subida en las redes sociales a todos los rincones del mundo, es en el ojo de Lacomba una "reflexión sobre el tiempo", ya que siempre "fui en contra de la instantánea".

Treinta años después, él no se cierra a la inmediatez contemporánea. "Me gusta hacer fotografías con el móvil y subirlas a instagram como si fuera un diario", cuenta. Acerca de cómo retrataría la Palma de hoy, cree que "lo haría como largas exposiciones con el rastro humano que dañan la ciudad, lo haría con time-lapse".