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Palma a la vista

Ciudades de paso

La calle Oms dejó de ser apta para los vehículos 25 años atrás.

En el ojo del turista de proximidad, llamaré así a todo aquel que se desplaza de su lugar de residencia con el objetivo amplio y variado de salir de su habitualidad, los destinos urbanos más buscados no son las ciudades de paso. En Italia, el turista va siempre a Venecia, Roma y Florencia, un clásico, saltándose lugares como Bolonia, Ravenna, incluso Lucca. No saben que en las tres podrá dejar de hacer turismo de masas para creer que por unos días, por unas horas, siempre de paso, será viajero.

A Palma le ha ocurrido algo parecido. La mayoría de quienes llegaban a la isla lo hacían para convertirla en parada obligatoria, o lanzadera, hacia la costa donde les esperaba la playa al sol que más calienta.

E pur si muove, y ahora Palma es el motor que mueve el deseo de millones de personas cuando desde una pantalla digital se asoman a este rincón mediterráneo donde descubren que hay vida más allá de playas de arena dorada y calas esmeralda. ¡Por seguir abundando en la jerga de folleto turístico!

Pues bien, en esta ciudad de paso se da la paradoja de que se camina más bien poco porque muchos de sus residentes son esclavos del motor, o de su tiempo, que es lo mismo aunque no es igual. Con una red de transporte público que va mejorando, aunque le siguen faltando más horas, frecuencias, más líneas, el de a pie se mueve en coche.

Cuando se les presenta la oportunidad de convertir calles en zonas de paseo peatonal, los comerciantes ponen el grito en el cielo. Después descubren que aquello que tanto temían les procura beneficio, entonces esconden sus tambores de guerra, se quitan la pintura de combatiente y se declaran incondicionales de peatonalizar calles.

El cierre de Gran Vía al tráfico rodado ha provocado en Madrid un alud de protestas. La medida temporal intenta paliar niveles de contaminación y congestión, pero los tenderos temen perder músculo de negocio. En Palma, José Hila se ha apresurado a negar que vaya a emular a Carmena, aunque se ha declarado partidario de peatonalizar algunas calles de esta ciudad de paso.

Hace un cuarto de siglo, que la calle Oms se cerró al tráfico y se convirtió en peatonal. El proyecto lanzado por el alcalde socialista Ramon Aguiló y su equipo fue protestado en todo regla por la oposición, el Partido Popular, y muchos de los comerciantes de la calle. Pese a la algarada, la vía acabó primando al de a pie. Al cabo de poco, los que refunfuñaron tuvieron que morderse la lengua porque no solo hubo menos actividad comercial, sino que hubo más vidilla, se hizo más caja.

Somos conservadores como la naturaleza, pero también como ella nos vamos moviendo y ajustando, adaptando a los cambios porque aquí estamos de paso.

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