Llevan décadas algunos artesanos como Antònia Campaner y Andreu Isern, además de Carme García en sus respectivos puestos en la plaza Major, en los que venden los belenes tradicionales de Mallorca. El mayor éxito se lo llevan las figuritas de animales, "a los niños les gustan mucho", indica Andreu Isern; pero tienen seguidores "por todo el mundo", desde México a Rusia. La estela además avanza en las nuevas residencias de mallorquines en Canarias, la península. "Se llevan un rincón de Mallorca y en Navidad se acuerdan más gracias al Belén", añade.

Él y su esposa Antònia abrieron ayer, al igual que otros artesanos, aprovechando que en un día festivo como la Constitución, a dos pasos de la Navidad, son muchos los que adelantan compras.

"No creo que hoy vengan tantos como el fin de semana pasado que, con el encendido de las luces, la cosa estuvo muy animada. Vendimos bastante", señala Andreu, nieto de Antoni Amengual, de Can Bernadí, maestros del barro. Junto a su esposa Antònia, trabajan la técnica del xurro, es decir, que añaden pequeños cilindros al barro y pellizcando la masa, van creando las figuras del belén.

Otra artesana que está en la plaza Major es Josefina Ignace. Ella aprendió el arte de hacer campanas con conchas de la mar de su abuela.

"Vivimos en la Lonja, y aún seguimos teniendo barca de pesca. Ahora, además de las campanas hago bomboneras, y para que no se pierda la tradición doy clases", cuenta Fina, que así la llaman.

Casi todas las conchas las coge ella de las playas de Mallorca, aunque también compra algunas de Filipinas. Los precios a tan elaborado trabajo van desde los 75 euros a los 1.000 que puede costar un gran contenedor de cristal. Lleva tres años en el mercadillo navideño de la plaza Major. "Es donde me gusta estar", confiesa.

Frente a ella está el puesto de Maria Amengual. Está a punto de vender una pequeña estrella de barro, hecha y decorada con la técnica del siurell. El pequeño extranjero acaba eligiendo la diferente. "Soy la cuarta generación de ceramista y siurellera", cuenta Maria, natural de sa Cabaneta.

"El cliente de Navidad es distinto al de verano. Ahora compran las figuras para decorar sus casas bien con nacimientos o bien con los Reyes Magos u otras figuras. Compran turismo nacional y extranjero que se desplaza a la isla no por turismo sino para visitar a sus familiares en Mallorca", indica la artesana siurellera.