Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Palma a la vista

La niña gigante del solar

La niña gigante de sa Gerreria nos guiña el ojo. L.D.

"El arte es mi psicólogo. No me identifico con ningún partido político ni con ninguna religión", ha dicho Okuda San Miguel recientemente, a propósito de una exposición en Barcelona. Este licenciado en Bellas Artes saltó de las paredes de la calle a los templos del mercado del arte al intervenir en la iglesia desacralizada Kaos Temple, en Asturias. Aquel club de skate que hizo mecenazgo colectivo entre su tribu le valió pasaporte a medio mundo. El anteriormente denostado street art es reclamado hoy por clientes millonarios que los quieren para sus fundaciones. La marca Louis Vuiton es una de ellos.

Otro licenciado en Bellas Artes es vecino de Palma. Sa Gerreria es su lugar de acción porque es su barrio. Lleva años captando la atención de propios y extraños. Firma Soma, un cubo pequeño o grande, según le da, que recuerda los sellos japoneses.

No solo grafitea en las paredes de las plazas y calles de su barrio; también se desplaza a sus bordes. Lleva años dejando sus mensajes en El Molinar. También en el Ensanche de Palma se ven algunos de sus toques de atención. A diferencia de Okuda, Soma sí declara sus acciones como actos políticos, aunque, y así se hermana con el asturiano, siempre está el arte por encima de todo.

Hace unos días, la noche de las elecciones en Estados Unidos, él dejó unos globos rojos sobrevolando cerca de un cactus. Un golpe de aire, un cambio, y el pim pam fuego, está asegurado. Como así resultó apenas unas horas después.

A muchas personas les ocurre que confunden los términos. Mientras se hacen cruces con algunos grafitis de la ciudad, algunos verdaderas joyas, no escatiman halagos a la rubia de la valla, o a esa morena que te deja sin sentido cuando vas tan tranquilo al volante hasta toparte con un gancho en la mirada. Sin embargo, los más astutos, están apuntándose a la moda. Las grandes marcas fichan por los grafiteros, y muchos de ellos se prestan al juego.

"La aberración es la publicidad. Mires por donde mires, ahí está. Yo prefiero ver arte", justifica el ya cotizado Okuda.

Razón no le falta pero si recordamos a Guy Debord, convendremos al menos en pensar que ellos también forman parte de la sociedad del espectáculo. Como la formamos todos. Okuda no cree en la religión pero al grafitear para las grandes marcas del consumo, se está transformando él también en protagonista del quiebro. El espectáculo, y dentro del arte puede haberlo, y mucho, es la nueva religión. Todos somos creyentes porque todos consumimos.

Mientras la niña gigante de Soma nos guiña su ojo cíclope, en un aparcamiento tierra de nadie, vecino a Flassaders. Los que acuden al gimnasio y piscina municipal la miran desde abajo pero no hay distancia. Ella no es modelo, solo es alta.

Compartir el artículo

stats