En Montenegro 8, esquina Forn de la Gloria, hace seis años que el casal que fue morada del cardenal Despuig está en obras. La restauración está siendo compleja. El arquitecto responsable del proyecto, Pedro Cabrer, y a la vez, hijo del propietario de buena parte del edificio, tiene una visión diametralmente opuesta a algunos propietarios y a la entidad proteccionista ARCA. El arco que ha colocado en el portal de entrada es el punto máximo de discrepancia.

"El lenguaje de la casa era de la fachada con apertura con arcos. Basta ver cómo esto es así en el resto de casas y casales que hay en la calle Montenegro. Mi idea ha sido devolver la fisonomía original y dar continuidad con la calle", esgrime Pedro Cabrer.

Desde ARCA, Xavier Terrassa, replica que "el portal de llinda ha sido sustituido por un falso histórico porque en esta secuencia de arcos, éste no existía y creemos, por tanto, que ha habido una alteración grave de fachada.". Otros dos propietarios de la finca tampoco están de acuerdo, y piden que se retire el arco.

El resto de la restauración de este edificio que, según catastro data de 1576, es vista con buenos ojos por los proteccionistas. Además la actuación permite que las pinturas murales pompeyanas puedan ser aliviadas de una serie de problemas que hacían peligrar su futuro.

Pinturas pompeyanas

La capilla con pinturas al estilo pompeyano ha sufrido la acción del agua que entraba por la cubierta, hoy ya restaurada. Los frescos están protegidos con la máxima figura, Bien de Interés Cultural, pero "no hemos recibido, hasta el momento, ninguna ayuda económica; de ahí que por el momento, su restauración quede aplazada". Cabrer espera que con el alquiler de algunos pisos del edificio, una vez concluida la reforma, "podremos financiar la restauración de las pinturas de la capilla".

El apelativo "pompeyano" se debe a la impronta de la Antigüedad greco romana. Las pinturas de la capilla son del siglo XIX y reflejan la idealización del paisaje muy del gusto de la época.

Pedro Cabrer reconoce que "al asumir la restauración de este edificio recién concluida mi carrera de arquitecto no podía ni imaginarme que me iba a encontrar con tantas dificultades".

"El problema es que es un edificio en el que sus propietarios queremos vivir en él; no somos ricos, muchos han tenido que vender para poder seguir pagando la restauración", cuenta. "No es un edificio para hoteles; queremos vivir aquí", reitera.

En estos momentos, está pendiente de que la actual reforma de fachada pase por la Comisión de Centro Histórico para que den su visto bueno a la "recuperación de un arco" que, sin embargo, a juicio de ARCA, "es un falso histórico". Cabrer, sin embargo, insiste en que "el edificio, que formaba parte de can Montenegro, debía tener un portal con arco". Xavier Terrassa sospecha que "debía estar a la derecha".

En los años setenta, en el primer piso, donde está la capilla con las pinturas pompeyanas, se alojó el Centro de la Guitarra, abierto por el periodista norteamericano Peter Burr y el guitarrista irlandés Dylan Todd junto a Rita Daviu. El eslogan que se podía leer era From Bach to blues.

Fueron habituales conciertos, muchos de ellos protagonizados por Joan Bibiloni y Pepe Milán, y acompañados por una pléyade de músicos con los que protagonizaron verdaderas jam sessions.

Hace seis años que la música que se escucha es la del repiqueteo de martillos y máquinas. Los pintores Guillem Llabrés y Lourdes Sampol, con vivienda en el edificio, son los que tienen un lugar privilegiado en este concierto que está resultando más largo que cualquiera de los festivales de Woodstock. Ellos están en la planta baja.