-¿Los perros comen plantas cuando les duele el estómago?
-Mucha gente piensa eso, que lo hacen para purgarse, porque tienen acidez o algún problema estomacal. A veces es así y luego vomitan, pero en otras ocasiones lo hacen porque necesitan sus nutrientes. Los perros comen plantas porque su cuerpo les dice que las necesitan. Nacen con un instinto innato que les guía para seleccionar una planta u otra dependiendo del mal que tengan. Saben lo que les va bien. Además, muchos se las comen porque les gusta su sabor.
-¿La zoofarmacognosis está científicamente demostrada?
-Viene de la observación de los animales, sobre todo los salvajes, de su comportamiento respecto a la flora, es decir, estudia cómo utilizan las plantas cuando están mal. El término fue acuñado por Eloy Rodríguez, que es doctor en Bioquímica e investigador en la universidad de Cornell (EEUU). Los humanos se automedicaban con plantas hace cientos y miles de años y los animales tienen la habilidad innata para sanarse, pero como viven con nosotros, no se lo proporcionamos.
-En las ciudades apenas hay vegetación, por lo que carecen de esta automedicación.
-En la naturaleza la encuentran por sí mismos, aunque no todas las plantas del mundo están en cualquier sitio. Por este motivo, la zoofarmacognosis funciona con botes de aceites esenciales, macerados o vegetales, aguas florales, arcillas y geles.
-¿Se echa en la comida?
-No. Si lo pones en la comida, no sabes realmente qué necesita el animal, porque eres tú quién decide y él se lo tomará, ya que quiere comer. En cambio, si lo ofreces por separado, el perro elegirá tomarlo en el caso de que lo necesite. Nunca se le fuerza, sino que él decide qué tomará, cómo, la cantidad y durante cuánto tiempo.
-¿Cómo se les ofrece?
-Abres varios botes diferentes para que los huela y él escogerá cuál o cuáles inhala, lame, come o incluso cuál o cuáles quiere que le untes en alguna parte del cuerpo. Lo indicará señalando o mostrándote esa parte.
-Ante la variedad de plantas, ¿cómo se sabe cuáles darle?
-Siempre hay una orientación. Por ejemplo, si tiene miedo, la hoja de violeta va bien. Cuando padece ansiedad o nerviosismo, hay que darle remedios como la valeriana, el lúpulo, el cáñamo o el vetiver. Sin embargo, dos y dos no siempre son cuatro, no son matemáticas, por lo que puede que uno escoja aceite de lúpulo y valeriana y otro seleccione los remedios de cáñamo y valeriana. Ellos saben perfectamente qué les funcionará mejor.
-¿Con esta automedicación, pueden prevenir dolencias?
-Los animales necesitan tener el cuerpo en equilibrio. El perro detecta que tiene un problema mucho antes que nosotros, ya que no lo sabemos hasta que no vemos los síntomas externos, cuando cualquier dolencia o mal ya están desarrollados. Si, por ejemplo, cojea un poco, puede que tenga un dolor muscular o un problema de huesos, por lo que hay que ofrecerles remedios en cuanto vemos los primeros síntomas externos.
-¿Hay efectos perjudiciales?
-Hay que tener cuidado con los perros que padecen problemas de pancreas. No pueden comer aceites refinados, como los de oliva, girasol, coco, etc., aunque sí pueden oler los esenciales.
-¿Qué dicen los veterinarios de la zoofarmacognosis?
-Unos tienen una mentalidad más abierta que otros, aunque todos reconocen los beneficios de la zoofarmacognosis. Yo no puedo diagnosticar un problema debido a que no soy veterinaria, pero colaboro con ellos porque lo mejor es la combinación de la medicina tradicional y natural.
-¿Es utilizada para cuidados paliativos?
-Sí, porque cuando un perro tiene una enfermedad terminal, al menos le baja el dolor, por lo que la automedicación aumenta su calidad de vida.
-¿Sirve para problemas de comportamiento?
-El mal comportamiento se produce muchas veces porque tienen dolores internos, lo que les hace estar malhumorados. Habría que averiguar el motivo de ese comportamiento.
-¿También existe una razón cuando no quieren comer?
-Por supuesto. Seguramente es porque tienen un problema, ya que los perros saben que deben alimentarse.
-¿La zoofarmacognosis es aplicada en gatos?
-Sí, aunque no pueden tocar los aceites esenciales, solo olerlos, porque les causan problemas. También se les ponen hierbas en una manta y ellos se revuelcan en las que les pueden sanar.
