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Una doble fachada, dos torres y un patio central

El estudio de viabilidad deberá determinar la intervención que se realizará en el inmueble

El estudio de viabilidad que el Ayuntamiento prevé encargar a finales de año sobre el edificio de Gesa deberá determinar cuál es la mejor opción para la rehabilitación de la fachada del inmueble, siempre teniendo en cuenta que su estructura en muro cortina debe mantenerse puesto que es un elemento incluido en la ficha de catálogo. Este mantenimiento, no obstante, no significa que deba mantenerse tal cual. En el anteproyecto redactado por el gobierno municipal de Aina Calvo en 2010, se proponía ejecutar una doble fachada exterior transparente. No obstante, el arquitecto Ignacio Aparicio se decanta, por razones de memoria colectiva y sostenibilidad económica, por la conservación estricta de los elementos de fachada existentes.

Eso sí, con el fin de superar las carencias actuales de esta estructura, consistentes en una insuficiente protección solar y aislamiento térmico, además del mejorable control lumínico, propone la realización de una doble fachada interior, lo que permitiría el mantenimiento del aspecto actual con el mínimo coste energético. Este arquitecto propone también la apertura de un patio central que dividiría el edificio en dos torres. Una orientada hacia el mar y la otra hacia la ciudad. Propone que la que da al mar se utilice para actividades abiertas al público, mientra que la que da a la ciudad para aquellas de carácter administrativo. Cada una de esas dos torres deberían tener accesos independientes.

Si bien la estructura del edificio está en perfecto estado de conservación, el inmueble, según este arquitecto, tiene una limitación geométrica que reduce sus posibilidades de uso. La altura de entreplantas es muy escasa, apenas llega a los 2,8 metros. En el proyecto inicial el edificio tenía una altura de 42 metros, pero el Ayuntamiento exigió reducirla a 28, aunque se pactó finalmente una altura de 34, que se repartió en 11 plantas de 3,1 metros cada una, lo que suponen los 2,8 metros libres actuales.

Esa altura es insuficiente para que la planta en cuestión pueda albergar actividades abiertas al público como exposiciones, reuniones o similares. Por ello se propone que en la parte del inmueble que da al mar se derriben algunos forjados intermedios para conseguir una altura total próxima a los seis metros.

La adición de un ático supondría también dar más esbeltez al edificio, además de ganar una planta de más altura idónea para usos lúdicos o sociales.

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