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Palma a la vista

Estos días azules

A espaldas del mar, ahora que se tizna de otoño, está el agro urbano que ahora quieren recuperar y convertirlo en parque agrario

Atrás queda el ´chumba chumba´ de los chiringuitos, de las cervezas derramadas en mesas de plástico de publicidad y las alegrías del verano. L.D.

"Estos días azules y este sol de infancia". Murió el poeta y unos días después encontraron este verso en su viejo abrigo, el mismo que le tapó el frío del exilio, de la guerra, de la pérdida de su amor joven, de las huellas de la destrucción de un país que no, no tiene cura. España. Antonio Machado dejó una frase luminosa y a la vez cargada de melancolía. Un poco como fue él, un poeta en desgarro permanente, serio y adusto, que como el portugués, otro desasosegado, buscó en la alteridad de los heterónimos tablas de salvación.

El mar de Colliure es distinto al que bordea Palma. Son Mediterráneos diferentes como lo son los de Menorca y los levantinos, los de Grecia y los andaluces. Pero todos, en otoño se parecen en que guardan el eco del verano, del holgazaneo cigarrero, del chumba chumba de los chiringuitos, del olor a calamares fritos y a cerveza desbordada en las mesas de plástico que una marca de refresco les cede a las tantísimas terrazas que nos ocupan, no solo el espacio, sino la vida. Alrededor de esas mesas de vacaciones, de salitre, de arena, se juega a creer que la vida siempre es verano. Hasta que llega este vacío del otoño, y uno se acuerda del sol de infancia.

Pero como seguimos en plena temporada, atascados por los cruceros y sus pasajeros, por los visitantes a pedales, y achicharrados por esta humedad de mosquito tigre, uno no acaba de creerse que ha cruzado la línea. Solo de espaldas a todo esto, viendo ese límite que marcan "estos días azules", uno se reconcilia con este mar de infancia.

A espaldas de este mar que relaja el entorno urbano, el campo, lo que de él queda. Desde Cort, con ganas de recuperarlo como han anunciado esta semana al decir que se quiere convertir el Pla de Sant Jordi en parque agrario. La idea es óptima si se destinan los suficientes recursos y hay un plan claro; de lo contrario, estaríamos delante de una nueva idea de traca.

Si no queremos ser solo economía de servicios, bien está que volvamos al origen agrario y lo hagamos desde experiencias contemporáneas que funcionan. Estos días está por aquí Joaquim Sabaté, uno de los participantes en el documento que acabó declarando Patrimonio de la Humanidad a la serra de Tramuntana, y un especialista en turismo, paisaje y urbanismo, que hoy hablará de los Camins de terra i aigua, tres exemples de valorització del territori, turisme i desplegament local.

Machado, que fue un hombre del Guadalquivir, que se hizo a los campos de Castilla con una melancolía atroz, acabó cediendo su mortaja a la cama de una vieja pensión en Colliure. Atrás los Pirineos, atrás ese Baix Llobregat que también conoce Sabaté y cuya experiencia podría servir para ese parque agrario de Palma. Quizá para que miremos estos días azules y este sol de infancia sin huir de una guerra fratricida.

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