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Sa Torreta

La Rambla en estado puro

Solo un paseo libre de obstáculos. torrelló

¿Es posible una Rambla sin obstáculos? Si nos atenemos a la foto de Torrelló de los años 60, la respuesta es afirmativa. Un paseo puede ser un espacio dedicado única y exclusivamente al paseante. Y perdón por la obviedad. Incluso para el pensador, el meditador, el reflexionador trascendente. Compare la imagen con la realidad actual. Se dará cuenta de que la perspectiva es imposible. La profundidad que transmite la fotografía se ha perdido. Es una estampa desaparecida. La fuente que se intuye al final resulta invisible desde la posición que ocupaba el fotógrafo.

La Rambla quiso ser como la de Barcelona y se llenó de puestos de floristas y alguno de numismática. Cada cambio de los quioscos abría una nueva polémica sobre la estética más o menos adecuada de las instalaciones. Las plantas vivas conviven con las coronas para los difuntos: "de tu familia", "de tus amigos que no te olvidan", "de los que ya deseaban perderte de vista". Rosas, claveles y pensamientos se expanden cada mañana a ambos lados del puesto.

Después llegaron las terrazas de los bares, esas cuyos camareros deberían reclamar un plus de peligrosidad porque arriesgan su vida sorteando coches. En poco tiempo y durante bastantes meses, los espacios que quedan se llenarán de casetas de artesanos en las que será posible comprar desde una lámpara elaborada artesanalmente hasta unos rollos dulces y empalagosos capaces de romper la dieta más equilibrada. Todo combinado con turrones de guirlache, jerseys de lana de alpaca peruana o velas de cera perfumada

Lo que no encontrará son los bancos en los que se sienta el protagonista de la foto. Están ocultos detrás de toda la parafernalia que en las últimas décadas ha invadido la Rambla y, también su hermano mayor el Born. Ya no queda espacio ni para los coches paralizados. Los Mercedes, A4, Golf o Ibiza de hoy están en constante movimiento frente a la quietud de que parecen disfrutar los Ondine, 600 o 1.500 de entonces. Tampoco hallará la paz de la que goza nuestro hombre solitario.

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