"Desde un principio, como casi todo lo mallorquín, nació con polémica". Así resumía el Diario de Mallorca en 1975 la complicada historia de la construcción del palacio municipal de deportes Son Moix. Un año después, el 17 de septiembre de 1976 el mayor polideportivo de Palma se inauguraba en un acontecimiento multitudinario que llenó las instalaciones. Ayer se cumplieron 40 años 40 añosde esa fecha que ha marcado un antes y un después para el deporte en Palma. El recinto de Son Moix no solo ha servido para celebrar competiciones de élite. A través de los cursillos y los entrenamientos de clubes, ha permitido fomentar la actividad física entre la sociedad palmesana y crear las nuevas generaciones de atletas mallorquines.

La historia de Son Moix comienza en 1971, cuando el Ayuntamiento predemocrático y el Gobierno franquista deciden construir un polideportivo y compran por 25 millones de pesetas los terrenos conocidos como Son Moix Negre, una antigua possessió que había pertenecido a una familia noble apellidada Moix. El arquitecto palmesano Félix Gili Juan fue quien proyectó las instalaciones, cuyas obras comenzaron en 1973 y costaron 200 millones. Inicialmente, la piscina olímpica iba a tener 33 metros de longitud, aunque el sector de la natación presionó para ampliarla a los 50 metros que finalmente tuvo.

En septiembre de 1976 se encargaron de inaugurar el recinto el entonces alcalde de Palma, Paulino Buchens, y el capitán general de Balears, Emilio de la Cierva. Unos meses antes se creó un organismo que se encargaría de gestionar las instalaciones: la Fundació Pública del Palau Municipal d'Esports. Su primer responsable fue Joan Ordinas Torres, que ocupó el cargo de administrador deportivo. Ordinas venía de un club de tenis al que traía a los jugadores más importantes de la época y le ficharon para traer competiciones a las nuevas instalaciones palmesanas.

En esa aventura estuvo acompañado por Àngel Sastre Sastre, un funcionario que se encargó de la gestión de las instalaciones, y por Enrique Fernández Martínez, el responsable del buen mantenimiento del complejo deportivo. Ambos han dedicado los últimos 40 años de su vida profesional al recinto, mientras que Ordinas se jubiló hace una década.

Las grandes competiciones

El primer gran torneo que vieron las paredes de Son Moix fue la final de la Copa del Rey de baloncesto de 1977 entre el Barça y el Real Madrid. Con los años le siguieron -entre muchos otros torneos- campeonatos de España de gimnasia rítmica (1985), ciclismo en pista (1987), balonmano (1991) o patinaje artístico (1996); copas de Europa de tenis (1978), de patinaje (1978), de voleibol (1981) o de natación y saltos (1998); e incluso mundiales de natación en piscina corta (1992 y 1993), de media maratón (1996) de triatlón (2004) o de pádel (2014).

Hasta que se jubiló en 2006, Ordinas se mantuvo vinculado a Son Moix a través de lo que años después se convirtió en el Institut Municipal de l'Esport (IME). De todos aquellos años conserva muchas anécdotas. Como, por ejemplo, cuando en la primera edición de la Mallorca Sincro (1977), invitaron a la selección de Cuba de sincronizada y el entrenador y unas cuantas nadadoras del equipo aprovecharon para huir y nunca regresaron a su país.

En 1983 celebraron un campeonato del mundo júnior de baloncesto. Ordinas recuerda que como mascota del torneo crearon a un voltor negre de nombre Tomeu, en honor al periodista de Diario de Mallorca Tomeu Garcías.

Otra anécdota se produjo cuando el mítico baloncestista de la URSS Vladímir Tkachenko visitó el pabellón en los años 80 y les perdieron el equipaje. Al pívot se le rompieron las zapatillas y en toda Mallorca no encontraron ningún recambio para una talla 56. Tuvieron que retrasar el partido y traer unas desde la península para que Tkachenko pudiera jugar.

No fue el único jugador de baloncesto con problemas. Cuando la Saint John's University estadounidense vino a Son Moix, rompieron todos los tableros de tanto colgarse de las canastas.

Las instalaciones de palacio municipal de deportes crecieron con los años. En 1987 sumaron el velódromo exterior y en 1993 llegaron las pistas de tenis y el campo de fútbol de césped artificial.

Más allá de la élite

Esa fue la vertiente de Son Moix dedicada al deporte de élite, pero el centro deportivo también estuvo enfocado para los usuarios aficionados. En los años 80 tenían una cifra aproximada de 4.000 abonados. En 2007 alcanzaron unos 10.000 usuarios. En la actualidad asisten 3.000 cursillistas, además de todos los abonados que van por libre a las instalaciones y los usuarios de las pistas de baloncesto y fútbol sala, que está al aire libre.

Mientras que ahora es uno de los recintos deportivos más populares, en sus inicios costó atraer a la población hasta esos terrenos de la barriada de Son Flor. Para ello, en enero de 1977 (cuatro meses después de la inauguración) se creó la Diada Ciclista de Sant Sebastià para dar a conocer el polideportivo, "porque para aquel entonces -cuenta Ordinas- estaba muy lejos de la ciudad".

Los cursos de natación, tenis o gimnasia; el Pla d'Or para enseñar a los niños a nadar o la cesión de espacios a las federaciones deportivas han sido algunas iniciativas para fomentar el deporte base. En su piscina aprendieron a nadar medallistas olímpicas como Marga Crespí, quien con 3 años entró por primera vez a la pileta municipal porque sus padres la habían apuntado a natación.

Y más allá del deporte, el pabellón también ha servido para organizar mítines y conciertos. Ray Charles o Joan Manel Serrat llenaron los asientos de plástico. Sin embargo, los políticos no tuvieron tanta tirada. Y eso que hace años pasaron por allí figuras como Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga o Santiago Carrillo. Más recientemente, Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero escogieron la misma ubicación.

Seis años y medio en negro

Poco después de cumplir 31 años, a Son Moix le llegó su episodio negro. El 4 de octubre de 2007 un cap de fibló destrozó el techo del polideportivo, las cristales y dañó la pista y la piscina. Las instalaciones exteriores se mantuvieron abiertas, pero el edificio quedó inutilizado.

En julio de 2008 se presentó el primer proyecto de rehabilitación de Son Moix. El entonces regidor de Deportes, Miquel Nadal (UM), anunció que se preveía reabrir el pabellón a finales de aquel año y la piscina para el 2010. Pero el anuncio del Ayuntamiento de Palma se demostró una cortina de humo.

El segundo intento llegó en 2010. Bajo la batuta de la concejala socialista Maribel González, se presentó un nuevo proyecto más caro y ambicioso (15 millones de euros). Pero tampoco prosperó. Y con el cambio de gobierno el 2011 aquel plan quedó archivado.

A la tercera fue la vencida y, con Fernando Gilet (PP) al frente del área de Deportes, Son Moix volvió a ver la luz el 18 de enero de 2014 en una jornada de puertas abiertas. La piscina reabrió oficialmente el 3 de marzo, casi seis años y medio después de que el recinto quedara inutilizado.

Desde entonces Son Moix ha recuperado la normalidad. Es la sede del Palma Fútsal y del Palma Air Europa de baloncesto. Durante los primeros meses de 2016, el polideportivo ha registrado 400.000 visitas, una cifra que garantiza que el palacio municipal de deportes seguirá teniendo éxito durante muchos más años.