Diario de Mallorca

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Crónica de Antaño

Un espía inglés durante la Guerra Civil

El vicecónsul en Balears Alan H. Hillgarth redactó durante el conflicto informes secretos sobre los acontecimientos en Palma

La Porta de Sant Antoni tras los bombardeos de 1937, en plena Guerra Civil.

Hace años, el historiador Josep Massot i Muntaner pudo acceder a algunos fondos del Public Record Office británico, en Knew. Allí encontró una preciada documentación relativa a la Guerra Civil en Baleares. De especial interés son los informes secretos que el vicecónsul -y luego cónsul- inglés, Alan H. Hillgarth, redactó durante todo el conflicto (1936-1939) desde Palma, contando muchos detalles de lo que estaba ocurriendo. Todos esos documentos, treinta en total, iban destinados a los servicios de información del Foreign Office. Posteriormente Massot los publicó.

No se conocen muchos detalles de la vida de Alan Hugh Hillgarth. Se sabe que nació en Londres en la última década del siglo XIX. Siendo muy joven ingresó en la Royal Navy. Participó en la Gran Guerra. En 1927, en teoría, dejó el ejército con el grado de capitán de corbeta para dedicarse a escribir novelas de aventuras. En 1929 se casó con la aristócrata Mary S. K. Almina. Ese mismo año tuvieron a su hijo, Jocelyn Nigel -el afamado historiador autor de Readers and Books in Majorca, 1229-1550-.

Tres años después, la familia se estableció en Mallorca. Compraron la finca de Son Torrella (Santa Maria del Camí) y ese mismo año fue nombrado vicecónsul inglés en Baleares. En la primavera del 36, los Hillgarth recibieron a Winston Churchill y su esposa, Clementine, en Son Torrella, lo que demuestra lo bien relacionados que estaban.

Hillgarth no se encontraba en Mallorca cuando tuvo lugar el Alzamiento del mes de julio de 1936. El vicecónsul recibió órdenes de regresar lo antes posible a Mallorca. Llegó a Palma el día 10 de agosto a bordo del buque inglés Gipsy. Ese mismo día, Hillgarth hizo saber al cónsul general de Barcelona y al secretario de Estado que la ciudad parecía tranquila, quizás la presencia de algunos centinelas repartidos por las calles era el único indicio de que se estaba en guerra. Pero a continuación advertía que tan sólo se trataba de una apariencia, pues en realidad había expectación por una invasión a la isla por parte de fuerzas republicanas. Una invasión que se daba por segura.

El vicecónsul y su familia no tuvieron más remedio que instalarse en Palma -su residencia de Son Torrella quedaba demasiado lejos- para poder observar permanentemente la consecución de los acontecimientos y poder así informar lo mejor posible al Foreign Office. Los Hillgarth se instalaron en El Terreno, cerca del mar, aunque después se trasladarían al centro histórico de la ciudad, en la calle Almudaina, concretamente en la casa que hoy se conoce como Can Oms, sede de la concejalía de cultura del Ayuntamiento de Palma.

En su primer informe (memorándum), Hillgarth advertía de que había unos seiscientos prisioneros de izquierdas repartidos entre la cárcel de Palma y algunos barcos-prisión amarrados en el puerto, de los cuales "sólo" quince habían sido fusilados. También informaba de que las autoridades militares de la isla esperaban un ataque inminente del ejército republicano. Para la defensa de Mallorca, seguía informando el inglés, se contaba con diez mil soldados y cinco mil fascistas (se refería principalmente a falangistas y requetés) armados.

El capitán de Artillería Jaime Homar era agente de Franco y disponía en Londres de créditos en libras esterlinas, equivalentes a más de veinticinco millones de pesetas de la época, procedentes totalmente de Mallorca, especialmente de Juan March y, en menor medida, de Manuel Salas.

Toda esta información era conocida por el vicecónsul y Londres, de hecho, los británicos, eran conocedores, desde antes del Alzamiento, de las fuentes de financiación de los generales golpistas. Nadie ha podido precisar cuándo se conocieron Alan Hillgarth y el financiero mallorquín, pero sí se sabe que fueron buenos amigos. Tanto es así que, por lo visto, años después el mallorquín y el inglés fueron claves a la hora de evitar que España entrase activamente en la II Guerra Mundial.

En sus memorándums, Hillgarth no dejaba de informar de todos los movimientos en el puerto de Palma: desembarco de tropas, de material bélico, de materias primas€ También daba a conocer los sistemas de represión y solía dar el número de presos y ejecutados: "Como mínimo cincuenta personas son arrestadas cada noche, siete u ocho de las cuales son localizadas muertas en la carretera a la mañana siguiente".

El 16 de agosto se informaba a Londres del desembarco de tropas republicanas en las proximidades de Portocristo. De nuevo el vicecónsul fue informando de las tropas disponibles de ambos bandos, de cómo se iban sucediendo los acontecimientos en el frente de la comarca de Manacor y finalmente analizaba la situación -no olvidemos que Hillgarth era militar- sobre las posibilidades de avance de unos y otros. En los informes del mes de agosto constataba, debido a la alarma producida por el desembarco, que las detenciones habían aumentado y se fusilaba a toda persona sospechosa de ser comunista.

En el memorándum del 29 de agosto se hace mención por primera vez del fascista Arconovaldo Bonacorsi, conocido en Mallorca como el ´conde Rossi´. El vicecónsul y espía inglés desconfió desde el primer momento de este siniestro y despiadado personaje, al que llegó a tildar de "extremadamente peligroso". También, desde un primer momento, el británico constató la fuerte influencia que tenía el falso conde sobre los falangistas mallorquines, erigiéndose en su líder indiscutible.

Si a ello se le añade la importante presencia de militares italianos en la isla, especialmente aviadores y mécanicos, se comprende la preocupación de los ingleses, los cuales llegaron a temer que las Baleares se convirtiesen en un protectorado italiano. Según Massot, la información y la intervención de Hillgarth, junto a la mediación de los militares españoles, especialmente de Ramon Franco (hermano del general), provocó el regreso de Rossi a Italia.

Sin duda, los memorándums de Hillgarth, el espía británico mejor situado durante la Guerra Civil, constituyen un fondo documental a tener en cuenta a la hora de analizar lo ocurrido en Mallorca durante aquellos años.

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