Empezando por una carretilla llena de sandías y plátanos, la ofrenda a la Mare de Déu de la Salut fue una procesión con toda clase de cestas llenas de fruta, mucha más que flores, como las que llevaban algunas mujeres ataviadas con el traje tradicional mallorquín. También decayeron los productos no perecederos, una iniciativa que se implantó hace cuatro años, en pleno auge de la crisis económica que azotó el país. Sin embargo, el número de entidades participantes se mantuvo en la media de una veintena, según la organización, como era habitual en los últimos tiempos, a pesar de que el año pasado la afluencia de feligreses fue mucho menor.

El presidente de la asociación que organiza la ofrenda, Miguel Ángel Colom, lamentó que el evento religioso, cuyo impulsor fue José María Rodríguez cuando era el concejal de Participación Ciudadana, "no ha contado con ningún tipo de representación por parte del equipo de gobierno de Cort, pese a que dicen ser tan proclives a las tradiciones de esta isla", según sus palabras.

En cambio, sí que asistieron varios regidores del PP de Palma, encabezados por Marga Durán, así como Catalina Cirer, quien cada víspera de la Salut acude a honrar a la patrona menor de la capital balear. Tras la habitual misa de las 19 horas, empezaron a llegar a la iglesia de Sant Miquel los participantes, congregados una hora antes en la plaza de los patines, desde donde partieron para entrar en el céntrico templo a las 19,45 horas.

Algunos fieles les aguardaban frente a la puerta mientras otros esperaban en el interior para ver pasar la comitiva por el pasillo central de la iglesia y dirigirse a la capilla lateral derecha, donde se encuentra la imagen de la Virgen. Allí entregaron sus flores y frutos, un acto religioso que duró menos de 15 minutos. Hoy se celebrará la tradicional misa solemne del día de la patrona, que no presidirá el obispo destituido.