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Barrios

El talud del Jonquet, 50 años sin solución

Una de las postales emblemáticas de Palma sigue inacabada a la espera de las obras para ajardinar el muro

El talud del Jonquet, 50 años sin solución

"Es obligado romper una lanza en defensa de los molinos del Jonquet. [?] Algo tan característico de la ciudad no debe, no puede desaparecer [?]. ¿Que costará unos pocos millones? Conforme. Se gastan tantos en cosas de menos trascendencia, que nadie podría considerar una mala inversión un gasto para conservar una de las más bellas estampas de la ciudad". Con estas palabras publicadas el 21 de agosto de 1966, el columnista Kapito abría un debate en las páginas del Diario de Mallorca sobre el mal estado del Jonquet por los desprendimientos que se producían y las fisuras que se estaban abriendo en el subsuelo de una barriada emblemática.

El Ayuntamiento de Palma, entonces presidido por el alcalde Màxim Alomar, recogió el guante y el 6 de septiembre de 1966 anunció un plan para evitar que el barrio se desplomara. De ese plan se cumplen esta semana 50 años sin que todavía se haya completado la reforma de una de las postales emblemáticas de la ciudad.

En Ciutat existían dos molinares: uno, el Molinar de Llevant, todavía conserva el nombre en el barrio; el otro estaba en Santa Catalina y comprendía las prensas harineras de la Feixina y el Jonquet. De los siete molinos que había en el Jonquet, todavía resisten cinco aunque en un pésimo estado de conservación. El primero se perdió en el siglo XIX, probablemente por culpa de un terremoto.

Con los años la mayoría de los molinos harineros perdieron su función original. Sin embargo, los edificios se mantuvieron y se consolidó la estampa de las torres y las aspas en lo alto del muelle de Palma.

En la década de 1960 el consistorio palmesano tomó cartas en el asunto para garantizar que los molinos y las viviendas de Jonquet pudieran pervivir durante años. El Ayuntamiento anunció que iba a ganar espacio para crear una pared de tierra inclinada 40 grados. Era la solución "más rápida y menos costosa", justificó el Ayuntamiento, que ya reconoció entonces que era una solución provisional.

Pero, lejos de quedar el problema resuelto, se agravaron las grietas en el subsuelo. En 1975 derribaron por razones de seguridad otro de los molinos, el d'en Moll, y tres casas que estaban al borde del acantilado del barrio. Pasaron los años y un incidente imprevisto aceleró las obras. El 19 de noviembre de 1985 se produjo un desprendimiento de tierras en el muro inclinado. No hubo víctimas, pero sí daños materiales contra una farola y varios coches aparcados en la plaza de Sant Domènec de la Calçada.

Al año siguiente, en 1986, se pusieron en marcha las obras para crear el gran talud que ahora sostiene el subsuelo del Jonquet. La primera fase, que era la construcción del muro de contención, costó 99 millones de euros. En algunos tramos el muro quedó al descubierto y con las espigas metálicas a la vista. "Esta es una de las caras que Palma da al visitante que llega. Una enorme pared de cemento visto que no está en obras ni en proceso de cambio", escribía en 1988 Antonio Torres en Diario de Mallorca.

Tal y como contemplaba el proyecto original, el talud debía cubrirse con varias terrazas y zonas ajardinadas que nunca se han llegado a construir. El único amago tuvo lugar en 2006, cuando se realizaron unas primeras obras para tapar la mole de hormigón y cemento en la zona más cercana al edificio de los Rentadors del Jonquet. Sin embargo, desde entonces ningún equipo de gobierno ha desempolvado el plan para completar el muro. Ni tan siquiera se ha diseñado una iniciativa para restaurarlo, teniendo en cuenta que muchas losetas de piedra se han caído con los años

El único gobierno municipal que ha hablado del talud recientemente fue el de Mateo Isern. Y no precisamente para garantizar su conservación, sino para abrir varios boquetes en los bajos que dieran acceso al aparcamiento subterráneo que habían proyectado en los bajos del barrio marinero.

Los vecinos del Jonquet, que se opusieron a aquel macroproyecto ahora descartado, deberán seguir esperando la solución definitiva para embellecer, conservar y ajardinar el talud, que no tiene visos de llegar pronto.

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