Palma, y en general toda Mallorca, se ha convertido en un escaparate por donde pasan todo tipo de embarcaciones, incluidos los yates más modernos e innovadores. Pero por las aguas palmesanas también navegan algunas naves de diseño tradicional y propulsión a vela, ya sea porque tienen su base en la isla o porque pasan circunstancialmente. En algún caso tienen muchos años de navegación y son la admiración de todo el que las observa.

En los últimos días han llegado a la bahía de Palma el bergantín de tres palos Alexander von Humboldt II y el buque escuela norteamericano Corwith Cramer.

El Alexander Von Humboldt II pertenece a la Deutsche Stiftung Sail. Es un barco nuevo, que entró en servicio en 2011, pero con todo el sabor del pasado. Tiene 65 metros de eslora y 763 toneladas de registro, y aunque tiene un motor auxiliar, su principal método de propulsión son las velas.

Para ello dispone de tres palos, con un total de 28 velas y 1.360 metros cuadrados de superficie. Dispone de alojamiento para 79 personas, contando tripulación y pasajeros. Fue construido en los astilleros BVT en Bremen, convirtiéndose en el primer gran velero hecho en Alemania desde 1958.

La particularidad del Alexander von Humboldt II es que es un intermedio entre un buque escuela y un barco de pasaje, dado que los pasajeros deben ayudar en todas las faenas de a bordo. A cambio, reciben -aparte de una gran experiencia- enseñanzas sobre diferentes artes náuticas. Hace unos días ha participado en una gran concentración de veleros en Cádiz.

La otra nave, el Corwith Cramer, es un buque escuela con aparejo de bergantín de dos palos perteneciente a la asociación Sea Education Association (SEA). Su finalidad es que estudiantes puedan tener la oportunidad de estudiar el océano desde multitud de perspectivas académicas, además de hacerlo en un barco de vela tradicional. En esta ocasión vino a Palma a reparar. Es una nave de 40,8 metros de eslora y 280 toneladas de desplazamiento. A bordo pueden ir hasta 38 personas. Curiosamente fue construido en España, en los Astilleros y Talleres Celaya de Bilbao, entrando en servicio en 1987.

También ha sido posible ver en las aguas de la ciudad al Atlantis, una nave que fue construida en 1905 en los astilleros Wichhorst de Hamburgo como buque faro con el nombre de Elbe 2. Durante siete décadas, ejerció sus funciones en la zona del estuario del Elba. A principios de los años 80 fue reconstruido y convertido en bergantín, reapareciendo en 1985 como el Atlantis. Desde entonces se dedica a realizar cruceros en régimen de chárter, preferentemente por el norte de Europa y el Mediterráneo.

Otro que es habitual y también ha podido ser visto en diferentes puntos de la isla es el Sir Robert Baden Powell, velero de dos palos que fue construido en Alemania en 1957 inicialmente como el remolcador Robert siendo reconvertido en el año 1991.

Otras naves han venido simplemente de paso, como el La Grace, que llegó hace ya varias semanas y estuvo solamente unos días. Se trata de la réplica de un corsario de la segunda mitad del siglo XVIII, de 23,8 metros de eslora y un desplazamiento de 126 toneladas. Su construcción es reciente -fue finalizada a finales de 2010 en Suez (Egipto)-, basándose en los planos publicados en 1768 por el almirante sueco Fredrik Henrik Chapman. Tiene capacidad para llevar 37 personas.

También ha podido verse en Ciutat al Germania Nova, un velero de 47 metros que es una réplica del Germania, un gran velero de 1908. Ha sido construido en España, concretamente en la Factoría Naval de Marín en Galicia. Su imagen es una delicia para la vista.

Lejos de la bahía, en los últimos días se ha podido ver en Port de Sóller el bricbarca polaco Pogoria perteneciente a la Sail Training Asociation Poland. Data de 1980 y tiene 48 metros de eslora. Ha participado también en la gran concentración de Cádiz.

Finalmente, hay dos naves que pasan largos periodos en las aguas de la ciudad. Una es el Shenandoah of Sark, una embarcación clásica de tres palos. Es una auténtica joya construida en los Estados Unidos, que data de 1902.

La otra es el Creole, un velero de 65,3 metros de eslora, que se considera mítico tanto por su belleza como por su leyenda. Fue construido en 1927, con el nombre de Vira. En 1928 fue vendido y su nuevo propietario le dio el nombre de Creole. Durante la Segunda Guerra Mundial fue requisado y ejerció la función de dragaminas con el nombre de Magic Circle, hasta que después de devuelto a sus propietarios fue vendido a magnate griego Stavros Niarchos. En 1970 en extrañas circunstancias murió en él la esposa de Niarchos, y el Creole fue nuevamente vendido. Después de diversas vicisitudes, entre las que se puede contar que fue adquirido por el gobierno danés como buque escuela, fue comprado en 1983 por el diseñador de moda Maurizio Gucci que lo restauró entre Alemania y Palma.

Otra joya que tiene su base habitual en Palma es el Rafael Verdera, embarcación que ocupa un lugar preferente entre los veleros singulares y con historia. Construido en Eivissa en 1841, se dedicó al cabotaje entre las islas y puertos cercanos de la península, norte de África, Francia e Italia y, durante bastantes años, navegó entre Palma y la Pitiüsa mayor.

Estos son algunos ejemplos de grandes embarcaciones a vela que han navegado o navegan por aguas mallorquinas esta temporada, pero todavía está previsto que en las próximas semanas lleguen varias más que, además de para alegrar la vista, servirán de contrapunto a las modernas embarcaciones que habitualmente recalan en Palma.