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Palma a la vista

La ´tala´ del crochet urbano

Comerciantes del Parc de ses Fonts se sienten "decepcionados" porque Cort les hizo retirar los tejidos tras la quema de un par de ellos

Los vecinos se volcaron en la iniciativa organizada por los comerciantes. Comerciants ses Fonts

Un día de primavera a los árboles del parc de ses Fonts les crecieron tejidos de colores, con dibujos, flores, de ganchillo. Anna Zanni, desde su negocio Botton Club, fue invitada por otros comerciantes de la zona a enseñar la técnica del crochet urbano. Querían darle vida a un barrio que a veces se siente "un poco ignorado" por los políticos.

Creció Vestim el barri, una iniciativa que sigue los pasos de otras similares llevadas a cabo en barrios de media Europa, sobre todo en ciudades del norte aunque fue en Holanda donde de verdad ramificó la idea de vestir con lana elementos del mobiliario urbano, árboles incluidos.

Muchos vecinos de la zona se implicaron de tal manera que se acabaron cosiendo cien tejidos, de los que setenta se colocaron en los árboles que rodean el parque, las calles cercanas hasta llegar a las carreteras de Valldemossa y de Sóller. El día 30 de abril hubo fiesta.

Desde el área de Joventut del Ayuntamiento recibieron apoyo a través del grupo de animación Dinamo, invitados también a la fiesta del tejido urbano. Palma se volvía así cosmopolita, y lo hacía desde la periferia.

Tenían permiso para dejar esta decoración de lanas y algodones hasta agosto solo que el vandalismo apareció. El 24 de junio, día de sant Joan, alguien quemó dos tejidos en la calle Gaspar Sabater. Los comerciantes pusieron una denuncia por acto vandálico contra el mobiliario urbano y contra el árbol porque "es un ser vivo", apunta Rodrigo Virgillo, de la pastelería Miss Fleur. La quema fue justo delante de su negocio.

"Ya habíamos advertido al Ayuntamiento que se hacía botellón en el parque, que aunque está cerrado, saltan las vallas; que ha habido robos de bicicletas y en los comercios. Necesitamos vigilancia en el parque porque no la hay", señala Anna Zanni. Con todo, el barrio es tranquilo. Y participativo.

Desde Cort se remitió una carta en la que se pide que se retire "la ornamentación", y que si no es así en un plazo de quince días, el servicio los retirará.

"La sensación que tenemos es que nos han castigado; casi parece que ha sido peor poner la denuncia", piensan tanto Anna como Rodrigo.

La "decepción" es grande entre los organizadores porque no han transcurrido las dos semanas de plazo, y ya han quitado los crochets en los árboles de las calles Gaspar Sabater y Bartomeu Llull, justamente las dos en las que están los negocios de estas dos personas. Desde Cort aseguran que no han retirado ninguno. "Lo triste es que era una buena iniciativa, que unió a muchas personas de la zona. Nos sentimos dolidos, pero seguiremos haciendo barrio", adelantan.

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