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Sa Torreta

Si Luis Rodríguez levantara la cabeza

La playa de Cala Major en los años 40 del siglo pasado.

Si Luis Rodríguez Milán levantara la cabeza le daría un soponcio del que no se recuperaría ni con agua del Carmen ni con unas herbes dolces. El tal Rodríguez era hace tres cuartos de siglo gobernador civil de las Illes Balears (Baleares en 1941). Con la llegada del verano, dictó una orden sobre "la moralidad en playas y balnearios" que hoy obligaría a encarcelar a todos y cada uno de las decenas de miles de bañistas que cada día pisan las playas mallorquinas.

La norma tenía unos objetivos claros: "Evitar durante la época de verano, la comisión de actos que desdicen de nuestra tradición cultural y religiosa". Estos actos -¿tal vez impuros?- eran radicalmente opuestos "al prestigio del pueblo español".

La autoridad se había percatado -lista que era- de que "las clases modestas" tenían la costumbre de acudir, sobre todo en las fiestas, a las playas cercanas a sus localidades para pasar el día en familia". No podía ponerse freno a tan lúdica e inocente actividad, que además tenía un componente deportivo.

Pero siempre hay gentes a las que les das un dedo y se toman el brazo entero. Razón de sobra para advertir de que estaba prohibido "el uso en playas y balnearios de trajes que pudieran ser ofensivos para el pudor y decencia pública, por su forma o concepción, al dejar al descubierto partes del cuerpo que la moral menos extremada exige que no lo estén". En el agua, el cuerpo quedaba tapado por el mar, además de por el bañador, pero, ¿y si salimos a la playa? Entonces hay que tomar medidas adicionales y obligar a usar "albornoz o prenda análoga".

La cosa se complicaba porque la gente, además de los baños de mar, solía tomar los llamados de sol. Pero el gobernador lo tenía todo previsto. En balnerarios y donde hubiera concesionarios de playa se separaba "con vallas de madera, caña, esparto o lona" a los hombres de las mujeres. ¿Y dónde no había servicios? Muy fácil. Se agrupaba a las "mujeres en la parte derecha y a los hombres en la izquierda". Lo peor era bañarse "después de la puesta de sol". ¿Por qué? Ni idea. En cualquier caso se advertía a los infractores de que serían detenidos de inmediato.

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