Dolors Marín, representante de la asociación Memòria de Mallorca, presente en el acto de constitución de la plataforma sa Feixina sí se tomba, manifestó en su intervención que "el mantenimiento del monolito constituye un insulto y una ofensa a los familiares de centenares de personas desaparecidas que aún permanecen enterradas clandestinamente en cementerios y cunetas de la isla".

Recordó que se trata de un monumento "a un crucero que bombardeó sistemáticamente población civil desde Málaga hasta las costas catalanas".

Manifestó asimismo que "todos los informes serios niegan cualquier valor arquitectónico" al memorial, que fue inaugurado por Francisco Franco "en persona" y que aún "a día de hoy aparecen banderas falangistas en los actos de sus defensores". Recordó también que el artículo 15 de la Ley de la Memoria Histórica determina "la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de la exaltación personal o colectiva de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura".

En relación a la posible vinculación del monumento con el Art Decó, negado en el informe de la catedrática de Historia del Arte Catalina Cantarellas, aunque defendido por entidades como Arca, Marín exclamó: "Se trata de un arte deco-jones de los ganadores y de querer seguir insultando al pueblo de Mallorca" con su mantenimiento.

En el acto también estuvo presente Francisco Ferrer, un militante socialista de 87 años de edad superviviente de uno de los bombardeos del Crucero Baleares, que perdió a su padre, su madre y a la que sería su suegra cuando huían de Málaga y aún siguen enterrados ahí. Ferrer señaló que "si bien es cierto que hubo muertos en el hundimiento del Baleares, a todos ellos los trajeron y los entregaron a sus familias y los que están en las cunetas todavía tienen familias a las que les gustaría saber dónde está su gente".