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Barrios

Son Dameto, 25 años de lucha por el barrio

La asociación de vecinos conmemora su nacimiento "para reivindicar mejoras básicas" y paliar las "ansias urbanizadoras"

Uno de los primeros mercadillos solidarios. lorenzo

Han tenido que luchar por cada equipamiento y zona verde existente en el barrio, ya que a principios de la década de los 90 Son Dameto era un barrio de las afueras de la ciudad rodeado de campo y ovejas. "Estaba todo por hacer y nos encontramos con un Plan General que dibujaba un urbanismo irracional. No tenía en cuenta la necesidad de todo tipo de servicios", como explica el presidente de la asociación de vecinos, Francesc Bonnín. Hace ahora 25 años se constituyó la entidad vecinal "para reivindicar mejoras tan básicas como por ejemplo canalizaciones de agua". Y estos días lo conmemoran con un listado de logros en su haber y demandas aún por conseguir, como un polideportivo, un Casal de Barri y una biblioteca.

'¡Socorro! Nos inundamos' es el titular de la portada número 4 de la revista Sa Veu de Son Dameto, que lleva 89 ediciones. Se refiere a la primera necesidad por la que lucharon, la canalización de pluviales en la calle Vicenç Joan i Rosselló, debido a que "cuando llovía mucho, el agua salía por los baños de las viviendas".

La principal reivindicación del barrio comenzó en 1996 y es el mayor orgullo de la asociación: el parque situado entre Martí Boneo y Antoni Riera i Xamena. El PGOU proyectaba una superficie comercial y los vecinos querían una zona verde. Colgaron cientos de pancartas en los balcones de los edificios y se movilizaron con recogida de firmas, protestas en Cort y manifestaciones. Incluso los jóvenes del Club d'Esplai de la parroquia Sant Pau hicieron una acampada y finalmente lograron el espacio libre público en el que tantas actividades y vida de barrio han disfrutado. "Nos movimos mucho y bien, con contundencia y creo que con inteligencia", en palabras de Bonnín.

Contra la gasolinera

Era imprescindible ser activos y estar bien informados, porque las "ansias urbanizadoras" no acababan. En 1998, un poderoso empresario de gasolineras quiso construir una incumpliendo la normativa urbanística. No solo recogieron más de 3.300 firmas en contra y se movilizaron de nuevo, sino que contrataron un topógrafo, llevaron su informe ante notario y se lo expusieron al concejal de Urbanismo con el fin de mostrarle la situación y poder denunciar al Ayuntamiento en caso de que permitiese instalar la gasolinera ilegal en el camí de Son Rapinya, relata.

Con persistencia, lograron un colegio público -"imprescindible para el barrio"-; dos zonas verdes en la calle Dragonera, así como un semáforo tras un atropello; y el fomento de la convivencia entre residentes con actividades dinamizadoras, siempre con el "trabajo en red" entre la entidad y la parroquia Sant Pau, que es la impulsora del mercadillo anual y el Club d'Esplai.

También cuentan con cursos de alfabetización, una escuela de verano lúdico-académica para niños, clases de mantenimiento físico e informática para la gente mayor, además de yoga, baile, un grupo de excursionismo y una coral, iniciada el año pasado y que tiene tanto éxito que están preparando otra coral infantil para el próximo curso junto con el colegio público de Son Pizà. El presidente se muestra satisfecho de los logros, aunque espera un relevo generacional tras 25 años de asociacionismo.

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