Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

"Tu ´startup´ es como tu hijo: si fracasa, lo vives como una muerte"

Carlos de la Lama-Noriega es responsable del proyecto Startup Embassy en Silicon Valley

De la Lama-Noriega, ayer en Mallorca.

—¿Es real lo que se ve en la serie Silicon Valley?

—Todos los domingos la vemos con el proyector. Es clavada a la vida real [ríe].

—¿Y también hay traiciones para lograr hacer dinero?

—En Silicon Valley hay mucho buenrollismo, pero la competencia se ve como algo positivo. Una vez me llegó una carta del ayuntamiento diciéndome que cerrara la empresa porque un vecino se había quejado por ruido. Resulta que quien me había denunciado era una empresa de la competencia.

—Uno llega a un país distinto, a una zona carísima para fundar una empresa. ¿Se pasan apuros económicos?

—Yo me planté allí con el dinero que me había dado una empresa mallorquina y lo que había ahorrado, pero no era ni la mitad de lo que necesitaba. Una casa pequeñita, pequeñita en esa zona cuesta 3.500 dólares al mes. Como la vida es tan cara, la gente se agrupa para vivir de alquiler. Mi primera casa era un garaje por el que pagaba 700 dólares al mes.

—¿Qué se siente el primer día que alguien llega a un sitio tan competitivo como Silicon Valley?

—Lo recuerdo perfectamente. En mi primer día estaba lloviendo. En inmigración te tratan bastante mal. Vas arrastrando tus maletas con la idea de montar el próximo Facebook y de repente sientes que estás emigrando y que no te quieren allí. Sentí mucho miedo, vértigo, es la situación perfecta para ponerse a llorar.

—¿Cuánto se tarda en integrarse y hacer amigos?

—Si vas a una hacker house [casa de acogida para emprendedores tecnológicos], te encuentras a gente como tú. Es tan intenso que en dos o tres días haces amigos.

—¿Qué se puede hacer para que las startups tecnológicas no estén tan masculinizadas?

—Se habla mucho de eso. Por Startup Embassy han pasado 1.300 personas. Las chicas han sido un 2% o un 3%. No tengo una respuesta clara, pero es una realidad. Las chicas son tan buenas tecnológicamente como los hombres.

—Su empresa ofrece alojamiento, zona de trabajo y relaciones sociales a los recién llegados a Silicon Valley. ¿Es bueno no desconectar en todo el día?

—Creo que sí es bueno. Cuando estás allí, vas a lo que vas. No puedes pararte. Tienes tanta ansia de conocimiento y de aprender que no dejas de hablar de negocios ni a las dos de la mañana. Es muy divertido, porque es gente mentalmente muy parecida a ti. Lo disfrutas como un enano, pero es una sensación agridulce porque también estás sufriendo y no sabes si tendrás dinero al día siguiente.

—Usted trabajaba en Indra, que es un gigante tecnológico. ¿Por qué dejó un empleo estable como ingeniero de Telecomunicaciones para irse a la aventura americana?

—Estas grandes empresas convierten a la gente brillante en mediocre. Te quedas estancado. No me dejaban libertad para poder crecer profesionalmente. Me sentía como un corcho flotando en el mar.

—¿Todavía existe una moda de crear startups tecnológicas?

—Sí, y no va a parar. Se están abaratando tanto las posibilidades para montar algo que no va a cambiar la tendencia. Pero no sé si es bueno que haya una moda, porque hay gente que no sirve para esto y se va a sentir engañada. Hay que asumir unos riesgos y no todo el mundo está preparado.

—¿No se corre el riesgo de que termine como la burbuja de las puntocom de principios de siglo?

—Eso va a pasar. Cuando se convierte en moda, se crean soluciones para problemas que no existen. Por ejemplo, ahora hay una empresa que ha creado pulseras que cuentan los pasos que dan los perros. ¿Eso es un problema de la sociedad?

—¿Y si la startup fracasa?

—Si eres un emprendedor nato y lo llevas en la sangre, lo normal es que lo vuelvas a intentar. Muchos se deprimen, porque crear empresas es muy emocional. Tu startup es tu hijo. Si fracasa, lo vives como una muerte. Otros no pueden volver a asumir el riesgo. Pero el aprendizaje de fracasar es brutal.

—¿Hasta qué punto vale la pena innovar cuando otros te pueden copiar la idea en seguida?

—La ventaja de la startup es el dinamismo, la velocidad y la frescura. Un gigante tecnológico tiene muchos frentes abiertos y no puede cambiar con tanta facilidad. Por eso, si eres una amenaza, no te van a copiar: te van a comprar.

Compartir el artículo

stats